Un enjambre de drones contra la contaminación en China

Un equipo de estudiantes de la ETSI Aeronáutica y del Espacio de la UPM participa en la final de una competición internacional con un proyecto de drones con forma de abejas para promover el desarrollo sostenible de las ciudades.

29.07.16

Alejandro Fernández, Diego Ortega, Sergio Pérez y Yajing Zheng, estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) acudirán a la fase final de la competición mundial Tsinghua-Santander World Challenges of the 21st Century Program que se celebra en China (Beijing) en la segunda quincena de agosto.

Su proyecto denominado “UrbanBees” ha sido una de las 9 ideas seleccionadas para la gran final de un concurso tecnológico promovido por la Universidad de Tsinghua, una de las mejores en el ámbito de la ingeniería en el continente asiático y el Banco Santander. El objetivo de la competición es la construcción de soluciones para los problemas vinculados al desarrollo sostenible de las ciudades.

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“Es habitual ver imágenes de los ciudadanos chinos caminando por la calle y con una mascarilla en la cara”, afirman los estudiantes de la ETSIAE. Con esa imagen en la retina queríamos que nuestra propuesta se centrara en ese claro problema de contaminación existente. Pero hemos ido un paso más allá y tenemos una doble finalidad: “a la vez que reducimos la contaminación en las grandes ciudades, usaremos esos residuos para producir pequeños bienes que tengan utilidad para la vida diaria mediante el reciclado de los mismos como material para una impresora 3D que fabricaría los nuevos productos”.

De ahí el nombre con el que han bautizado su idea, “UrbanBees”, pues se han inspirado en el comportamiento de las abejas en la naturaleza. “Ellas salen a buscar néctar y lo llevan a la colmena para producir la miel. Así, nosotros, proponemos usar un enjambre de drones que recojan la contaminación la lleven a nuestra base central y se procesen los residuos para crear objetos reciclados”, explican.

Convencidos de que la naturaleza puede aportarnos grandes soluciones y que la clave está en adaptar estos conocimientos para lograr el progreso, han determinado que existen partículas de polvo denominadas PM10, principalmente formada por metales, y este es un “ingrediente” adecuado para las impresoras 3D.

Actualmente están trabajando en el prototipo real, condición necesaria para poder ganar la competición, y desarrollando al mismo tiempo los conceptos técnicos necesarios para que su idea se convierta en una realidad de la manera más eficiente. Por un lado, estudian las alternativas de comunicación entre la “colmena” y los drones; por otro existen varios mecanismos para la recogida de la contaminación por parte de los drones y por último, cómo adaptar las impresoras 3D que funcionan puramente con material metálico y ya existentes en el mercado al objetivo marcado.

“Partimos hacia China con gran ilusión, con ganas de poner en marcha nuestra propuesta, ya que en la competición han participado estudiantes de ingeniería de todo el mundo, de Universidades tan prestigiosas como Oxford, Cambridge, Imperial College, MIT, Berkeley, Harvard o Standford y nuestro proyecto está entre los finalistas”.

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