“La curiosidad es una cualidad que debe cultivarse en cada momento”

Graduado en Arquitectura Naval por la UPM y con varias estancias de investigación en el MIT, en donde está realizando sus estudios de doctorado y una estancia como Erasmus en la Universidad de Trondheim (Noruega), José del Águila Ferrandis repasa en esta entrevista su paso por la UPM y los retos que plantea la investigación en el ámbito naval.

24.09.2018

Apasionado desde muy joven por la navegación a vela, José del Águila Ferrandis estudió el Grado en Arquitectura Naval en la UPM, compatibilizándolo con actividades de apoyo en el Canal de Ensayos Hidrodinámicos de su Escuela. Tras completar su formación con un el Máster Habilitante Universitario en Ingeniería Naval ahora estudia un doctorado, con la esperanza de “realizar una buena tesis doctoral que atraiga a la comunidad científica”.

Su vocación investigadora le llevó también a realizar varias estancias en el MIT, durante las cuales participó en el “Electric Ship Research Development Consortium”. De esa etapa, destaca “la gran cantidad de financiación de que disponen en Estados Unidos”. Allí desarrolló actividades de apoyo en su laboratorio aplicando métodos numéricos para el cálculo de fluidos y estructuras, una de las áreas que más le apasionan en el campo de la investigación en ingeniería naval.

Consciente de la incertidumbre que genera entre los jóvenes el futuro profesional  José del Águila Ferrandis, anima a los futuros estudiantes a “buscar algo que les motive y que pueda aportar algo nuevo a la sociedad”.  

En esta entrevista recuerda su paso por la Universidad, repasa sus proyectos de investigación y habla sobre sus planes de futuro.

“Mi afición a la navegación me hizo plantearme las preguntas
que me llevaron a estudiar el Grado en Arquitectura Naval”

 

Pregunta.- Estudiaste Arquitectura Naval en la UPM. ¿De dónde nace tu interés por el mundo naval?
Respuesta.- Siempre me ha gustado mucho la navegación a vela. Empecé bastante pequeño y la sensación de libertad que te da me ha mantenido enganchado desde entonces. De hecho, debido a mi cabezonería conseguí ahorrar suficiente dinero para comprar un pequeño individual, que no sé cuántos dueños había tenido antes.  Yo diría que el mar siempre me ha embelesado, unas de las cosas que más me relajan es simplemente ir a ver las olas cuando hay mar rizada.

De esta afición, surgieron las preguntas que me llevaron a estudiar más en profundidad la mecánica de fluidos y los problemas particulares que ella contiene. Además, me pareció una buena oportunidad de recibir una formación técnica, al mismo tiempo que trataba con problemas que me resultaban muy estimulantes.

P.-  ¿Cómo recuerdas tu etapa en la UPM? ¿Qué destacarías de la formación que recibiste en la Escuela?

R: Es una etapa de la vida durante la que se madura todo lo que no sabías que te faltaba cuando entraste con 18 años, que es mucho. Lo que más sorprende desde fuera, desde el punto de vista de mis estancias, es la autonomía que adquieres para auto-gestionarte y saber tomar decisiones en momentos difíciles. Creo que la universidad, y en especial la UPM, da el ambiente perfecto para desarrollar estas habilidades que a lo mejor no reciben tanta atención como deberían. Animaría mucho a los alumnos de hoy en día a intentar adquirir la base técnica que les permita seguir evolucionando y a empaparse de experiencias durante estos años, que son los que van a tener más impacto en su futuro.

Hablando sobre estudios de postgrado hace unos días, un profesor noruego me resaltó la importancia de las amistades que se hacen durante estos años. Los amigos y profesores que te ayudan durante estos periodos difíciles te acompañarán durante toda tu vida, independientemente de donde acabes trabajando.

Ahora que termino mis estudios me gustaría agradecer a Ricardo Zamora su ayuda y confianza en mí, durante mi Trabajo de Fin de Máster. También me gustaría agradecer a mi grupo  cercano de amigos de la Escuela su apoyo, estos años no habrían sido lo mismo sin ellos. Gracias Alicia, Edu, Irene, José,  Juanda y Patri.  

Foto: De izquierda a derecha, Jaime, Javi y José del Águila

P.- Tras concluir tus estudios de grado, decidiste cursar el máster habilitante, también en la UPM. ¿Recomendarías esta decisión  a quienes estén ahora mismo cursando el grado? ¿Qué fue lo que te decidió a continuar con tu formación en este sentido?

R.- Esto es una decisión que depende de la situación de cada uno y de las opciones exteriores que tenga. De mi promoción de Grado, creo que casi todos fuimos al máster al acabar.

Personalmente, me pareció que para completar mi formación generalista debía realizar el máster. Además, en esos momentos no me veía empezando un doctorado como voy a hacer ahora en otoño.
Es la típica pregunta que no tiene una sola respuesta y es que yo creo que no hay nada que sea mejor ‘per se’. Si quieres estar en oficina técnica y eres ambicioso en tus aspiraciones, conviene realizar el máster y buscar buenas prácticas que te permitan empezar tu carrera profesional con buen pie.

El grado ahora mismo causa una sensación de aventura hacia lo desconocido para las empresas. En mi opinión, debería estar mejor valorado si no queremos acabar con una fuerza laboral sobrecualificada, lo que resultaría tremendamente ineficiente. Por último, si te ves que tiendes a la academia, vas a tener que poner rumbo a los sitios donde se encuentren los proyectos que te permitan trabajar en los temas que te interesen y obtener publicaciones relevantes, que podría ser perfectamente la UPM.

“En el MIT puedes aprender algo de todos y sorprende
la velocidad frenética a la que se mueven las cosas”

P.- Has realizado varias estancias cortas en el MIT. ¿Cómo recuerdas la primera vez que llegaste allí? ¿Qué fue lo que más te sorprendió? ¿Y lo que te hizo apostar por repetir la experiencia?

R.- El ambiente me enganchó desde el primer momento. No te sientes muy extranjero porque trabajas con gente de todas las nacionalidades y cuando puedes ir a un bar de estudiantes no es raro que te encuentres con algún estudiante también español. Te das cuenta también del nivel que hay. Puedes aprender algo de todos. Fue entonces cuando agradecí la fuerte formación técnica que he recibido en la UPM. Algo que sorprende mucho es la velocidad a la que se mueven las cosas, a veces ralla lo frenético. Los recursos de los que disponen son excelentes y si falta algo siempre hay una manera de conseguirlo.

Pensé en repetir la experiencia cuando me di cuenta que me iba a resultar muy difícil poder trabajar en cualquier otro lugar en los problemas que traté en verano de 2016. Así que en mayo de 2017 me interesé por como andaba las cosas en el lab y tuve la suerte de que les iba a venir muy bien tener a alguien durante el verano. Al final la estancia  se alargó hasta las Navidades.

Me gustaría también destacar la importancia de las amistades que se hacen en estos momentos y es que con toda la responsabilidad que se tiene encima es muy fácil que la gente tienda a aislarse. Muchas veces no nos damos cuenta de que hablando de nuestros problemas con gente en la que confiamos nos ayuda a relajarnos y tomar un poco de perspectiva. En ese sentido me gustaría agradecer a Amalia, An y José; Javi y Jaime y, por último, a Carlos, Jan y Marta por su apoyo en durante los momentos difíciles.

Foto: De izquierda a derecha, Jan, José, Marta y Carlos en Washington.

P.- ¿Se perciben muchas diferencias entre el modelo de investigación que tienen en Estados Unidos y el que tenemos en España?

R.- Supongo que lo primero que te impacta es que hay mucha financiación, tanto pública como privada. Esto contribuye a que haya una abundancia de recursos en los laboratorios, gracias a que hay una gran competencia entre todos por conseguir los proyectos que se van convocando desde las diferentes instituciones y empresas. Esto corresponde a un modelo totalmente liberalizado y es que, por lo que he podido hablar con mi tutor de MIT, hace unos años los profesores ni siquiera tenían sueldo fijo. Aún hoy en día, el sueldo que les proporciona la universidad suele suponer una parte muy pequeña de sus ingresos. Por contra, cuando consiguen su propia financiación, disponen de una autonomía enorme para decidir como la emplean y distribuyen.

Yo, lo que he visto en mi breve experiencia allí, es que se permite que las empresas entren en la investigación proporcionando medios y oportunidades a gente joven que suele encontrar en sus proyectos una vía rápida para comenzar su carrera profesional. Por otro lado el Estado invierte en  proyectos cuando son a largo plazo y no tienen un interés inmediato para sector privado.

“Conocer el comportamiento de los buques y 
las plataformas oceánicas es vital para poder operar sobre el mar en 
ambientes adversos que se dan con frecuencia”

P.- En tu última estancia en el MIT participaste en el Electric Ship Research Development Consortium, una institución que busca fomentar el uso de la energía eléctrica en el ámbito naval y más en concreto en el campo de la defensa. ¿Cuáles fueron las principales líneas de investigación que desarrollaste en ese campo?

R.- Durante este proyecto diseñamos un algoritmo para distribuir carga eléctrica en una  red de alta densidad de potencia. En estas situaciones la disipación de calor y una mayor flexibilidad para distribuir potencia a lo largo del buque compiten en un problema logístico muy complicado. La tarea del algoritmo es muy similar a la de empaquetar paquetes en un cierto volumen, como podría hacer Amazon con los que nos envía pedidos a través de su red de distribución. La eficiencia de esta tarea va a estar determinada por el tamaño relativo entre el paquete y el contenedor. Cuando más pequeño sea el paquete, mejor se puede aprovechar el contenedor. En nuestro caso esto también significaba empeorar su refrigeración.

Cuando trabajas en este tipo de proyectos te das cuenta de que el conocimiento se considera totalmente estratégico en EEUU y que están dispuestos a invertir grandes cantidades de recursos para obtenerlo. Además de este proyecto, también tuve la oportunidad de participar en un proyecto DARPA de optimización de hidroalas supercavitantes. El objetivo del proyecto era desarrollar una herramienta de optimización para espacios de diseño con 100 o más parámetros. Para reducir el coste computacional de este proceso, mis compañeros creaban modelos subrogados para efectuar la optimización sobre ellos. Yo tan solo desarrollé una parte de las simulaciones numéricas estructurales.

P.- ¿Cuáles son las principales vías de investigación en el ámbito de la ingeniería naval? ¿Cuál es la que te resulta más interesante?

R.- Desde el punto de vista técnico y económico te puedes dedicar a cuatro grandes áreas: economía marítima, diseño de equipos y máquinas, diseño estructural, diseño hidrodinámico.

Por mis gustos personales, el área de investigación que me parece más interesante es el comportamiento en la mar de los buques y plataformas oceánicas, que se engloba dentro de su diseño hidrodinámico. Es vital para poder operar y desarrollar operaciones en ambientes adversos que ocurren en el mar con más frecuencia de la que nos gustaría. Hoy en día, se linealiza el problema computacional para poder resolverlo de manera eficiente y los ensayos a escala no se pueden extrapolar de manera sencilla debido a efectos de escala.  Sin embargo, creo que la influencia de los fenómenos no lineales no se han cuantificado con suficiente precisión. En esta línea realicé mi TFG y  el trabajo que realicé durante mi primera estancia en 2016, sobre el que se acaba de publicar el siguiente artículo.

Durante la última década, los medios computacionales de los que disponemos han mejorado enormemente y ya se puede empezar a utilizar modelos computacionales un poco más sofisticados, para corregir y apoyar los modelos potenciales que hemos venido utilizando desde hace décadas.  Un ejemplo de esto es el artículo que presentamos en la conferencia OMAE (Conference on Ocean Offshore & Arctic Engineering). En el artículo integramos 3 modelos computacionales diferentes empleando uno u otro en función de los fenómenos dominantes en cada situación que se simula.

P.- Entre enero y junio de este año has disfrutado de una estancia en la Universidad de Trondheim (NTNU), la universidad noruega de ciencia y tecnología. ¿Qué destacarías de tu estancia allí?

R.- Noruega es otro país que ha hecho una apuesta muy fuerte por la ingeniería y tecnología, tienen algunos de los mejores ingenieros navales. Ellos han sido unos de los principales actores que han permitido que la industria del petróleo se desarrolle con éxito y que los beneficios obtenidos de la misma lleguen a todos los noruegos. Y es que tener petróleo no es sinónimo de bienestar y éxito. Miremos, por ejemplo, a Venezuela.

La universidad tiene medios muy buenos y, aunque no tan fuerte como en Estados Unidos, ya están consiguiendo atraer talento extranjero dentro de su profesorado. Por lo que he podido hablar con los alumnos, confiesan estar muy cómodos en Noruega y tener una gran seguridad en poder conseguir trabajo una vez terminen con su  formación y que por eso piensan bastante poco en buscar trabajo fuera. A pesar de todo, yo no creo que el modelo noruego sea el ‘modelo definitivo’, porque las circunstancias en cada país son muy diferentes. Sin embargo, es un país que se debe visitar para poder comprender que factores hacen que funcione.

“A veces, lo mejor es ignorar las estadísticas, al menos cuando
te presentas a un examen de mucha complejidad”

P.- La aplicación de las nuevas tecnologías en el ámbito naval hace que las salidas del ingeniero naval se hayan diversificado. ¿Cómo ves tu futuro profesional? ¿A qué rama de la ingeniería naval te gustaría dedicarte ahora que terminas tu formación (en la UPM)?

R.- Hace dos años no hubiera dicho que hoy estaría empezando un doctorado en MIT con una Beca ‘la Caixa’, así que  tengo un sano escepticismo acerca de mi capacidad para planificar el futuro. Por ahora mi objetivo es realizar una buena tesis doctoral y ver si consigo generar interés en la comunidad científica para intentar continuar en el mundo de la academia. Si, llegado el momento, no estoy seguro de esto tendré que evaluar qué posibilidades y tomar una decisión. La mitad de estudiantes de doctorado en MIT, al terminar, se quedan en academia y la otra mitad encuentra trabajo en la industria.

De una manera u otra me gusta mucho la predicción de la dinámica de sistemas no-lineales y complejos. El comportamiento en la mar de buques y plataformas es un ejemplo de estos sistemas que personalmente me resulta muy estimulante y siempre  me siento muy motivado a la hora de estudiarlo.

Foto: Ceremonia de entrega de Becas 'la Caixa' con su majestad el Rey.

P.- ¿Qué dirías a los jóvenes que están a punto de comenzar sus estudios? ¿Qué consejo les darías?

R.- Que busquen algo que les motive y que añada valor a la sociedad, para que puedan vivir de ello. Mantener una motivación alta durante la carrera es muy importante para concentrarte en las opciones positivas que tienes  y no caer en el pesimismo y relativismos de grupo. A mí, por lo menos, es lo que creo que me ha permitido presentarme a exámenes con índices de aprobados muy bajos y luchar por puntos hasta el último minuto. A veces es mejor ignorar las estadísticas, al menos, mientras haces el examen.

Por último, creo que la curiosidad es una cualidad que debe ser cultivada en todo momento. Ser curioso con una dosis sana de crítica va a ser lo que te permita construir una personalidad y currículum únicos.