[11/12/18] Seminario UPM: Alinear la investigación con los ODS: una oportunidad de financiación

Irene Ezquerra y Xosé Ramil

 

El pasado 11 de diciembre tuvo lugar la cuarta sesión del programa de Seminarios UPM: Tecnología e Innovación para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, bajo el título “Implicaciones de la Agenda 2030 en la financiación de la investigación”. José-Luis Parra y Alfaro, director de ETSI Minas y Energía fue el encargado de dar la bienvenida a la jornada, que tuvo lugar en el salón de actos de esa misma escuela.

¿Alinear nuestra investigación con los ODS puede abrir nuevas oportunidades de financiación?

Durante la sesión, nos acercamos a esta cuestión de la mano de tres expertos:

  • José Antonio Alonso, es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, ha sido miembro del Commitee for Development Policy de ECOSOC de Naciones Unidas y del grupo asesor europeo de la Fundación Bill y Melinda Gates
  • Teresa Riesgo, directora general de Investigación, Desarrollo e Innovación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades
  • Julián Romero, director de Bonos Verdes del BBVA

Una movilización de recursos sin precedentes para lograr los ODS

En primer lugar, José Antonio Alonso, catedrático de Economía Aplicada de la UCM, definió el marco de la Agenda 2030 para la financiación de la investigación.

La comunidad internacional, a través de la Agenda 2030, ha cambiado su visión de cómo afrontar los problemas de desarrollo. Esta nueva visión implica asumir desafíos de escala global en un mundo mucho más complejo e interdependiente.

Esta agenda es mucho más ambiciosa y comprehensiva, porque integra dimensiones ausentes en las anteriores, como la gobernanza, la equidad de género, la paz, y sobre todo, la sostenibilidad. Los desafíos globales precisan de una acción colectiva y de calidad, rasgo que rompe la estructura dual de donantes y receptores.

Afrontar todo esto implica movilizar recursos a una escala sin precedentes. Las estimaciones sitúan entre un trillón y medio a tres, o incluso ocho trillones (trillions en el sentido anglosajón) la cifra de inversión para el cumplimiento de los ODS.

 

La Ayuda Oficial al Desarrollo no es suficiente, ya que se mueve tan sólo 140 billions. Necesitamos pasar de billions a trillions.

Esta escala requiere una respuesta internacional nueva, esbozada en la conferencia de Addis Abeba. Es necesario sumar recursos nacionales e internacionales, públicos y privados, y de muy distintas fuentes; convocar a todos, pero entendiendo bien para qué sirve cada fondo, ya que no todas las fuentes de financiación sirven para todo.

El sector privado tiene interés en sumarse a la acción transformadora de los ODS, porque los propios ODS son potenciales fuentes de mercado. Se han valorado las oportunidades de negocio de los ODS en 14-15 trillones, es decir, más del coste de su cumplimiento. A veces se infravalora la capacidad del sector privado. Sus propósitos deben estar bien alineados con los del sector público y su papel debe ser adicional al de los fondos públicos.

No obstante, la Agenda no se cumplirá solo con financiación. Necesitamos encontrar respuestas innovadoras a los problemas identificados, para los que a día de hoy no tenemos solución.
Para ello, la innovación debe abordarse desde distintos ángulos, incluyendo la innovación social (grassroots innovations). Y aunque el cambio no debe ser solo tecnológico, sí debe precisar de soluciones técnicas, por ejemplo, para el seguimiento de la agenda y sus indicadores, para la construcción de la acción colectiva y de las alianzas, y por supuesto, para la financiación.

España va retrasada en este proceso. En Cooperación al Desarrollo nuestro país destina el mismo presupuesto que en 1990, y en innovación y desarrollo, el mismo que en el año 2000.


Un plan de investigación orientado hacia grandes misiones

Teresa Riesgo, directora general de Investigación, Desarrollo e Innovación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, se centró en la situación española, y en el enfoque que tendrá la agenda de investigación española para los próximos años.

A nivel mundial, somos el 10º país en publicaciones internacionales y el 27º en innovación.

A nivel regional, según el informe Regional Innovation Scoreboard 2018, España se define como un innovador moderado, con buenos resultados en cuanto a publicaciones internacionales pero una posición bastante baja en innovación. También estamos por debajo de la media en colaboración público-privada. Sin embargo, somos el 4º en retorno de fondos de H2020, lo que nos hace bastante competitivos.

A día de hoy, la financiación a la I+D proviene principalmente de fondos europeos, de la Agencia Estatal de Investigación y del CDTI.

Desde el Ministerio se están tomando algunas medidas para mejorar la situación española: por ejemplo, el sexenio transferencia de conocimiento, que tendrá en cuenta el impacto social de la investigación. En enero, comenzarán a elaborar el Plan Estatal de Investigación 2021-2027, que se apoyará en misiones como el próximo Horizonte Europa (Mazzucato, 2018).

Algunos países ya están adoptando este nuevo enfoque, y lo están haciendo de formas diferentes. Finlandia ha alineado su investigación con los ODS y Alemania ha orientado la suya hacia misiones de transformación.

 

De los ODS a las IDS

La Cumbre de París supuso un gran catalizador de las Inversiones en Desarrollo Sostenible (IDS). Entonces, los inversores entendieron los riesgos a los que nos enfrentamos y, con ellos, las oportunidades de contribuir a las soluciones desde las inversiones con propósito. Estas inversiones implican un movimiento de los capitales hacia sectores o proyectos que tengan como objetivos una economía baja en carbono y a los objetivos establecidos en París.

Desde su concepción en 2014, la IDS ha tenido un crecimiento anual ponderado de más del 37%.

A su vez, la Agenda 2030 supone una oportunidad para las IDS. Además de los 17 objetivos, esta Agenda 2030 dispone 169 metas, de las cuales 52 ya se consideran elegibles para una IDS.