Un robot que juega al veo-veo para ayudar a niños con autismo

Investigadores de la UPM trabajan en la creación de un robot con capacidad para interactuar visualmente y mediante la voz. Entre sus aplicaciones están el acompañamiento de ancianos y la ayuda al desarrollo de niños autistas.

08.06.15

Desarrollar un robot pionero en nuestro país capaz de mantener una interacción visual y lingüística con un interlocutor humano es el objetivo de una investigación en la que trabaja el Grupo de Robótica Cognitiva Computacional del Departamento de Inteligencia Artificial de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Informáticos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

“Los robots avanzados y con ciertas capacidades cognitivas, como la visión e incluso la comunicación hablada mediante lenguaje natural, van a tener un fuerte impacto en las sociedades modernas, pudiendo actuar como auténticos robots de compañía tanto para niños como para adultos”, explica el catedrático de la UPM Darío Maravall, uno de participantes en este trabajo, junto a otros miembros del Grupo de Robótica Cognitiva Computacional como Javier de Lope Asiaín, profesor titular, y Juan Pablo Fuentes Brea, doctor ingeniero informático.

Esa perspectiva llevó a este grupo de investigadores de la UPM a trabajar en el desarrollo de un prototipo que actualmente está en su fase inicial. “Estamos centrados en la construcción de la parte mecánica y de motorización de las articulaciones (cuello y cabeza) y en la integración de los sensores básicos de visión”, explica Maravall. Los módulos de comunicación hablada (reconocimiento y síntesis de la voz) se desarrollarán en una etapa posterior.

La primera fase de este proyecto está basada en el diseño de la estructura física básica, articulada y motorizada, del robot, que se recubrirá con un material basado en silicona. “El objetivo es darle un aspecto que se asemeje al de un primate para generar la mayor empatía posible del usuario hacia el robot, ya que un robot de compañía, lo que podríamos denominar un compañero artificial, debe poseer una apariencia física que suscite simpatía y afecto por parte de los usuarios humanos”, indica Maravall.

La segunda fase se centrará en la inclusión de la percepción visual mediante cámaras y un software avanzado de procesamiento y análisis de imágenes, así como en el desarrollo de un sistema de reconocimiento y de síntesis de voz. La última etapa consistirá en el desarrollo de una aplicación basada en el juego interactivo del veo-veo. Se trata de una aplicación muy compleja y ambiciosa, ya que “implica un problema de gran envergadura que integra la visión artificial y el procesamiento del lenguaje natural”, añade.

Si se cumplen las previsiones, la estructura física del robot estaría lista a lo largo del 2016, mientras que el desarrollo de la aplicación del juego del veo-veo prolongaría el proyecto al menos un año más.
El empleo de robots con capacidades lingüísticas para el acompañamiento de ancianos y tratamiento de niños con trastornos del espectro autista  está siendo investigado actualmente como una herramienta de ayuda y de apoyo a los especialistas en terapia ocupacional.

“Los beneficios de los llamados robots sociales y de compañía, especialmente en su vertiente de terapia ocupacional para adultos y niños con necesidades especiales para la interacción y comunicación sociales, solo pueden valorarlos correctamente los especialistas en terapia ocupacional. Entiendo que se trata de herramientas de ayuda muy complejas y que únicamente pueden ser empleadas por especialistas en terapia ocupacional muy preparados y competentes”, afirma el catedrático.

La complejidad de estos prototipos es, precisamente, la que hace que el trabajo que se está llevando a cabo en la UPM sea único. “No tenemos conocimiento de ningún proyecto similar dentro de España”, asegura Maravall, que añade que “en otros países se pueden citar trabajos en este sentido en la Universidad de Stanford y en el MIT, aunque se trata de trabajos teóricos y en estado muy preliminar por la dificultad de los problemas relacionados con la visión artificial y el procesamiento del lenguaje natural”.

Maravall destaca que “el lenguaje ordinario es uno de los grandes misterios y maravillas de la mente humana, algo que nos distingue como especie única”. Por ello, añade que le gusta recordar el conocido dictum del Tractatus logico-philosophicus, de  Wittgenstein: “Los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo”. “Con este proyecto de un robot de compañía capaz de jugar al veo-veo con un humano, lo que pretendemos en el fondo es indagar en ese misterio del lenguaje ordinario, que nos permite expresar lo que percibimos y lo que pensamos y que es una herramienta incomparable para la comunicación y la cooperación entre pares”, concluye Maravall.