Las competencias emocionales, aliadas de los jóvenes para conseguir trabajo

Mindfullness, inteligencia emocional, liderazgo... Son expresiones que cada vez están más ligadas a la proyección profesional. Nuestra

08.04.2019

Por Ana Moreno Romero

En los últimos años estamos viendo modelos de organización diferentes que tratan de funcionar con más agilidad, como seres vivos. Algunos de los modelos más inspiradores son las organizaciones evolutivas-teal, las orientadas al crecimiento de las personas o las humanistas.

En todos estos modelos cobran especial relevancia las competencias emocionales. Hablamos del líder coach, de saber trabajar en equipo, de saber inspirar y crear una visión. Para avanzar en esta dirección no hay duda de que tenemos que complementar las competencias técnicas tradicionales con otras competencias personales.

Me gustaría destacar tres que considero fundamentales para manejarse en estos nuevos entornos organizativos y trabajar con modelos de liderazgo más colaborativo:

  • Autoconocimiento
  • Escucha empática
  • Control de la atención.

Estas competencias se incorporan en gran parte a través de la experiencia y suelen estar asociadas a la madurez personal que se adquiere con los años. Cabe preguntarse cómo pueden los jóvenes prepararse para trabajar en organizaciones evolutivas y humanistas, adquiriendo estas competencias de forma más temprana, al inicio de su carrera profesional.

Desde el Grupo de Investigación de Organizaciones Sostenibles de la UPM lanzamos un plan de investigación con los estudiantes para que ellos nos dieran las claves. Ese plan tiene un doble objetivo, entender las características diferenciales de la generación Millenial al incorporarse al mercado de trabajo y explorar cómo fortalecer las competencias personales que empieza a demandar ese mercado de trabajo. En este artículo se recogen algunas conclusiones relacionadas con el segundo objetivo.
La fragilidad emocional de los jóvenes

Además de entender las demandas del mercado de trabajo en cuanto a competencias personales, tenemos que caracterizar cuál es el nivel de desarrollo de estas competencias personales en los jóvenes hoy en día cuando terminan su etapa educativa. Para ello se organizó un grupo de debate con el fin de recoger sus opiniones a partir de las ideas del vídeo de Simon Sinek.

Sinek considera que los retos de los Millenial al incorporarse al mundo del trabajo son enormes. Considera que son narcisistas, egocéntricos, dispersos y perezosos. Les faltan los cimientos para ser capaces de afrontar las contrariedades. “Son difíciles de manejar. Se les acusa de creerse con derechos, narcisos, egoístas, sin foco, perezosos; pero creerse con derechos es el principal”. Esto último les lleva a exigir trabajos que les gusten (con propósito) y donde se sientan bien tratados, y aun así no están satisfechos.

Según Sinek, la causa de esa insatisfacción es la crianza: “Se les dijo que eran especiales todo el tiempo, se les dijo que podían conseguir lo que quisieran en la vida”. Con respecto a la tecnología dijo: “No tenemos restricciones de edad para usar las tecnologías (que son tan adictivas como el alcohol o el tabaco por la generación de dopamina)”. Sobre la impaciencia: “Brillantes alumnos que llevan ocho meses trabajando exitosamente dicen que van a renunciar porque no están logrando impacto”. También habla del ambiente corporativo “por la total ausencia de un buen liderazgo en las empresas”.

Esta charla ha generado gran controversia entre los jóvenes y me pareció interesante contrastar estas ideas con alumnos y alumnas de la escuela de ingenieros industriales en la que trabajo. Las opiniones de Sinek fueron debatidas y las ideas que los estudiantes mostraron son las siguientes:

Además, abrimos un debate para completar estas características negativas con otras características positivas que los jóvenes aportan cuando se incorporan al mercado de trabajo. Las ideas que salieron más interesantes son estas:


Los beneficios del mindfulness para los jóvenes

Si Sinek tiene razón, y los empleadores exigen cada vez más las competencias personales, es fundamental que desde la universidad reflexionemos y actuemos para trabajar estas competencias con los estudiantes. El curso pasado desarrollamos un proyecto piloto para, bajo el concepto de mindfulness, desarrollar las tres competencias enunciadas anteriormente. El esquema de la investigación se recoge en la figura que sigue:

Una vez vivida la experiencia del taller piloto, es importante ver la relevancia de las competencias emocionales investigadas para los estudiantes participantes, frente a otros estudiantes. Se observa que la escucha empática y el control de la atención son consideradas muy importantes en ambos grupos, en cambio, a la capacidad de reflexión y el autoconocimiento, los estudiantes del grupo de contraste le dan menor importancia.

Lo más relevante del taller era experimentar con el aprendizaje de las competencias de escucha empática, autoconocimiento y control de la atención. Los participantes han logrado un enorme avance en lo que a sus competencias emocionales se refiere. Si se estableciese un rango de mejora entre el 0 % y el 100 % durante todo el taller, los resultados de los beneficios logrados serían los siguientes, observando el avance realizado en cada sesión:

Estos mismos beneficios vinculados al mindfulness se contrastaron en una encuesta en la que participaban alumnos que habían asistido al taller con otros que no.

No hay duda de que trabajar explícitamente las competencias personales y emocionales es muy positivo para los jóvenes. No solo son parte de un proceso de madurez personal, sino que son cada vez más necesarias para manejar un entorno laboral complejo y cambiante, cada vez más humanista y en el que trabajar en equipo es un requerimiento básico.

Dice el sociólogo Richard Senett que en el mundo de las tecnologías y los modelos uberizados se crean “vidas sin columna vertebral. Un carácter cuyas experiencias no construyen un todo coherente”. Creo que el autoconocimiento, la escucha empática y el control de la atención son los mejores aliados para integrar coherentemente nuestras experiencias en la sociedad digital, y para abordar los retos del mercado laboral con una robusta columna vertebral.

Este artículo se basa en el Trabajo Fin de Grado del estudiante Héctor Meléndez, a quien agradezco su compromiso personal con la investigación, más allá de las obligaciones académicas. El TFG completo, un resumen amplio en español y un resumen breve en inglés se encuentran en la página del Grupo de Investigación de Organizaciones Sostenibles www.gios.es.

*Ana Romero Moreno es Profesora del Departamento de Organización, Universidad Politécnica de Madrid (UPM). 

***Este artículo se ha publicado originalmente en The Conversation