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2015, Año Europeo del Desarrollo

Declarado así por la Unión Europea, su objetivo principal es la realización del balance de la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y la agenda 2030.Colaboración de Manuel Sierra es profesor de la ETS de Ingenieros de Telecomunicación y director de Cooperación para el Desarrollo de la Universidad Politécnica de Madrid.

En este año 2015 tienen lugar una serie de eventos que van a significar un profundo cambio en la forma de abordar los problemas de desarrollo por parte de los distintos agentes, y,por supuesto, también por parte de la universidad. La Unión Europea ha declarado 2015 como Año Europeo del Desarrollo, año en el que los distintos actores están dedicando esfuerzos para explicar a la sociedad el reto que supone una política activa de desarrollo, con el objetivo de reducir la pobreza y la desigualdad, tanto entre países como internamente dentro de cada territorio.

Del mismo modo, este año confluyen tres agendas de Naciones Unidas. Por una parte, en julio se aprobó en Addis Abeba la Agenda de Financiación del Desarrollo en la que, de manera complementaria a la Ayuda Oficial al Desarrollo, se han definido los distintos mecanismos de financiación del desarrollo, de un modo global e incluyendo políticas fiscales adecuadas. En segundo lugar, este septiembre, Naciones Unidas ha aprobado en Nueva York la Agenda de Desarrollo para los próximos 15 años. Esta agenda, denominada Agenda 2030, ha definido los objetivos de desarrollo sostenibles que deben marcar el rumbo para la reducción de la pobreza y las desigualdades, haciéndolo de una manera respetuosa con el medio ambiente. Finalmente, a finales de año, se debe aprobar en París la agenda del cambio climático, donde se va a continuar poniéndose el énfasis en el compromiso global con el planeta.

Estos tres hitos van a marcar una nueva concepción del desarrollo. Como se ha puesto en evidencia a lo largo de los últimos años, ya no es posible, del modo que se venía haciendo hasta el momento, fijar una separación estricta entre países en desarrollo y países desarrollados. Ahora mismo, el rango de países con el que nos encontramos es cada vez más amplio:por ejemplo, la situación del África Subsahariana no tiene nada que ver con la de América Latina. Sin embargo, muchos de los problemas a los que se enfrentan las personas son comunes. De hecho, el 70% de los “pobres” del Planeta viven en países de renta media. También se ha comprobado que no existe una fórmula mágica que proponen los países ricos para ser aplicada en los países pobres: este concepto reduccionista del desarrollo ya ha dejado de ser considerado en la escena internacional.

Nos encontramos, por lo tanto, con unos objetivos, que atañen a todos los países, y que son consensuados entre todos los países. La agenda 2030 nos marca hitos a todos, y nos obliga a cambiar nuestra forma de actuar. En la antigua agenda se hablaba de coherencia de políticas, queriendo expresar que las distintas políticas de un país debían estar alineadas con las políticas de desarrollo. Ahora, se necesita un paso más. La búsqueda de solución a los problemas globales de la humanidad debe estar insertada de manera armónica con los planteamientos políticos de todos y cada uno de los estados.

¿Cómo afecta este cambio a la universidad? Hasta ahora, las universidades españolas han ido creando una serie de estructuras de desarrollo más o menos separadas con el resto de la estructura de gobierno, de investigación o de docencia de la universidad. Se han ido generando estructuras con el objetivo de poder colaborar con otros agentes del desarrollo; ya sean ONGs, empresas, administraciones públicas, organismos multilaterales… La nueva visión integral del desarrollo hace que esta concepción se tenga que modificar: la universidad tiene que adaptarse para ser capaz de comprender los problemas del desarrollo y ser capaz de aportar soluciones a los mismos. Incluir el desarrollo en los ámbitos de compromiso social, o incluso de responsabilidad social universitaria, conlleva una visión muy estrecha de la misión de la universidad en este ámbito. Sin duda, va a implicar un cambio en la forma de concebir la estructura universitaria de cooperación al desarrollo, y también un cambio en la manera de afrontar los retos que nos propone Naciones Unidas a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La UPM decidió, a principios de 2015, reflexionar en el ámbito del Consejo de Cooperación al Desarrollo, a través del Centro de Innovación en Tecnologías para el Desarrollo Humano (itdUPM), con el objetivo de analizar qué puede aportar como universidad tecnológica, cómo se tiene que organizar y en qué ámbitos va a ofrecer un valor añadido a otros actores del desarrollo. Del mismo modo, ha ofrecido lanzar un proceso de reflexión sobre este tema en el ámbito de las cuatro universidades politécnicas españolas (UP4), que deberá concluir con una contribución a la agenda 2030 con un mayor impacto por parte de nuestros investigadores, docentes y, en general, por parte de nuestra universidad.