Estudiantes

“La unión de la música y la tecnología es una unión natural”

Premiado y reconocido internacionalmente, el compositor de música clásica Jorge Grundman es profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Sistemas de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid.

Su obra integral de piano acaba de ser presentada en el Carnegie Hall de Nueva York, una obra calificada por la revista Ritmo como “Disco para la Historia”. Ya en el año 2012 Fanfare Magazine, una de las revistas referenciales de la música clásica, le ha definido como the composer who left your feelings flow (“el compositor que deja fluir tus sentimientos”).

Compositor y productor musical, Jorge Grundman inició sus estudios musicales con 12 años, continuándolos en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Posee el título de doctor en Artes y máster en Creación e Interpretación Musical por la Universidad Rey Juan Carlos y la licenciatura de Ciencias e Historia de la Música de la Universidad de La Rioja.

También cursó los estudios de Ingeniería Técnica de Telecomunicación en Sonido e Imagen por la Universidad Politécnica de Madrid y la diplomatura de Técnico en Informática por la Universidad Pontificia de Comillas. Es en este último campo donde orientó su labor profesional hace más de 30 años, como profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Sistemas de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid.

Pregunta.- ¿Qué le aportó la formación recibida en la Universidad Politécnica de Madrid?

Respuesta.- Los estudios de ingeniería relacionados con el sonido y la imagen suelen ser de carácter vocacional y una vez empezados se descubre un mundo que va mucho más allá del audio, que es lo que todo el mundo piensa que se estudia relacionado con el sonido.  La ingeniería acústica es quizá la parte más desconocida para el estudiante y es tan fascinante o más que la parte de audio. Una vez descubierta integré dichos conocimientos con la programación de sistemas de medida controlados por el entonces conocido como interfaz GPIB que luego se convertiría en el estándar IEEE-488. Al terminar mi proyecto fin de carrera sobre el estudio del campo sonoro por ordenador se me ofreció la posibilidad de incorporarme como docente a la universidad. Ya han pasado más de 30 años desde entonces.

P.- Empezó a componer con 14 años, y su nombre figura como compositor, letrista y cantante de algunos grupos pop de la “movida”.  ¿Cómo llegó a derivar su labor diaria hacia la docencia? ¿Y por qué en el entorno de la telecomunicación, y no en la música? ¿No pensó “vivir” de la música comercial?

R.- A pesar de haber estado en el conservatorio, en mi familia no querían que me dedicase profesionalmente a la música. Ya se sabe, si prohíbes algo a un adolescente… Así que me dediqué a vender pianos e impartir clases de piano y solfeo, tareas con las que conseguía la “paga” semanal. Después, y mientras estudiaba el COU extendía las horas para poder ensayar con unos amigos de la academia y formamos un grupo que tuvo mucha aceptación en la llamada movida madrileña. Actuamos en la Escuela de Arquitectura en el Concierto de Primavera allá por 1982 ante unas diez mil personas. Pero a nosotros no nos interesaba la música comercial y nos dedicábamos más a ensayar y hacer nuestros propios arreglos. Tras publicar varios vinilos en una discográfica independiente, proseguí con el batería, Óscar Bergón y conocí a otro teclista, Mario de Benito, y formamos un nuevo grupo que fue fichado por la discográfica internacional Virgin y con el que conseguimos llegar a lo más alto de las listas radiofónicas. Pero desavenencias con la discográfica por la forma comercial que daba a nuestro trabajo que coincidieron en tiempo con la finalización de mi proyecto fin de carrera, me hicieron decantarme por la oferta de la universidad.

P.- ¿Cómo compagina su labor como ingeniero docente y compositor?

R.- El día tiene veinticuatro horas, ¿no? Se trata de aprovecharlas al máximo. Al principio y como no podía integrar esa faceta desde el punto de vista universitario era muy complejo. Pero, posteriormente, y dada mi ulterior formación, he conseguido integrarlas en mi vida diaria. Y relacionarlas en la investigación interdisciplinar. Así, mi tesis trata sobre un algoritmo para que un ordenador interprete una partitura como si fuese un pianista que la lee a primera vista, lo que se conoce como repentización. Los resultados son apasionantes. Sobre todo, teniendo en cuenta que lo hice sobre una de las cimas de la interpretación, la obra de Chopin. Y tuve que relacionar tanto la ingeniería de sonido e imagen como la informática, obviamente, así como la musicología y mi experiencia como gestor cultural y productor.

 

P.- Define su música como “consonante”. ¿En qué consiste?

R.- La música contemporánea tiene un estigma asociado a su denominación. Se piensa que es incomprensible. Y es en parte porque tras las teorías de Theodor Adorno se defendía que la música tenía que ser difícil y compleja para poder expresar la contemporaneidad social. Ello dio alas a muchos compositores para que, en lugar de intentar comunicarse con el público, ahondaran en retos personales al componer una obra. La palabra consonante no se usa aquí como que “suene bien”. Consonante es que pone en consonancia al autor, al intérprete y a la audiencia. Es decir, se escribe, se interpreta y se escucha. Y no hay que dar ninguna explicación. Eso se ha perdido y ha alejado a la audiencia de las salas de concierto. Para mí no tiene sentido escribir música para que nadie la escuche.

P.- Es uno de los pocos (si no, el único) profesores de la UPM que cuenta con dos sexenios por creación artística. ¿Cree que ambos campos, la ingeniería y el arte, están más relacionados de lo que parece?

R.- No lo digo yo. Está en la Ley de Reforma Universitaria, en los estatutos de la UPM, en los criterios de acreditación de la ANECA, en los criterios de evaluación de la Comisión Nacional de Evaluación de la Actividad Investigadora y en todo el mundo universitario internacional. De hecho, cada vez que en nuestros estatutos se habla de la creación artística está en la misma frase que trabajos científicos, técnicos y artísticos. Vamos hacia un mundo universitario y científico interdisciplinar sino transdisciplinar. Pero no quiero ahondar filosóficamente en estos términos, parecidos pero diferentes. Otros dieron el paso antes como la Biomedicina o la Biotecnología. La tecnología musical, es decir la unión de la música y la tecnología es una unión también natural. Pero lo mismo ocurre con la preservación de la obra pictórica y el tratamiento digital de imagen…

P.- Desde su experiencia profesional, como compositor y como docente, ¿qué consejo le daría a un estudiante de la UPM?

R.- Que paso a paso se consigue llegar hasta donde uno quiera. Lo importante es empezar a andar y la universidad te enseña no sólo a saber cómo caminar, sino cuál es el camino en la vida que debes tomar. Pero hay que trabajar duro. Mucho más que la vida de estudiante. Pero es apasionante. Al fin y al cabo, es tu vida. Y de momento, que sepamos, solo se vive una vez.

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