Guía para prevenir el acoso sexual, por razón de sexo y psicológico

Dirigida al conjunto de estudiantes y personal de la UPM, busca orientar no solo a las víctimas, sino también a quienes tengan conocimiento de algún caso, para saber cómo actuar.


19.11.15

La Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha editado una Guía para la prevención del acoso sexual, acoso por razón de sexo y acoso psicológico. Dirigida al conjunto de estudiantes y personal de la UPM, busca orientar no solo a las víctimas, sino también a quienes tengan conocimiento de algún caso, para saber cómo actuar, según declaró el rector, Carlos Conde, en el acto de presentación del documento. “Es un tema serio” que requiere dejar de lado “la demagogia” y realizar “un análisis del mismo con rigor”, recalcó.

La gerente de la UPM, Carmen García Elías, enmarcó la elaboración de la guía en el plan de igualdad de género que está preparando la institución. Llamó la atención sobre la baja presencia de mujeres entre el alumnado y el profesorado, una situación que afecta en general a todas las enseñanzas técnicas y que obliga a tomar medidas para corregir esa descompensación. También el rector admitió que la UPM es “excesivamente masculina” y animó a conseguir una universidad “más igualitaria, en números y en comportamientos”.

La guía arranca con la definición de cada uno de los diferentes tipos de acoso, además de ejemplos para facilitar su identificación. A continuación, explica cómo se debe reaccionar ante esos comportamientos inadmisibles. Hay indicaciones tanto para las propias víctimas como para aquellas personas con alguien a su cargo que sufre acoso. También para docentes que tengan un caso entre su alumnado.

“Muchas veces, las víctimas no saben que lo son y es muy difícil reaccionar”, admitió Inés Sánchez de Madariaga, delegada del rector para asuntos de igualdad e investigadora principal del proyecto europeo TRIGGER, dentro del cual se enmarca la elaboración del documento. “Muy importante es anticiparse, la prevención, y esto es parte del objetivo de la guía: informar y concienciar para crear un ambiente en el que el acoso no se produzca”.

El acoso psicológico en el trabajo, denominado también con el término inglés mobbing, fue en el que se centró Iñaki Piñuel, experto en este campo. Aseguró que todas las víctimas tienen en común que son “amenazantes para sus hostigadores”. Ya sea por su cualificación o éxito profesional, o simplemente porque muestran “una especial honradez”. Y, si bien dijo que sucede en todos los sectores, lamentó que en la universidad “suelen ser muy frecuentemente víctimas de acoso los mejores de entre sus recursos humanos”. También advirtió que son corrientes los casos de mujeres hostigadas por el simple hecho de su condición femenina.

“La prevención se ha revelado como la única estrategia correcta, y para prevenir tenemos que animarnos a medir”, afirmó Piñuel. “La medición de estas conductas es la condición sine qua non para detectar en qué lugares tenemos trabajadores que nos reportan el inicio de este goteo, a tiempo todavía de intervenir y proteger sus derechos”. “Nada hay que extienda más el acoso en el trabajo que la sensación de impunidad” de los hostigadores y, por tanto, romper el “carácter clandestino” de sus conductas “con la información” resulta efectivo contra el acoso, concluyó.

 


La gerente adelantó que en breve se presentarán los protocolos de actuación contra el acoso para su aprobación. Confirmó García Elías que la experiencia demuestra que una intervención rápida produce mejores efectos, pero lamentó que habitualmente resulta difícil encontrar “testigos de la situación que muestren la valentía suficiente” para aportar su testimonio, un elemento fundamental cuando faltan pruebas objetivas, que es lo más frecuente en estos casos. Asimismo, corroboró que “las personas acosadas son normalmente las más brillantes y trabajadoras”.

La defensora universitaria de la UPM, María del Carmen González Chamorro, desgranó un informe sobre las denuncias de acoso que han llegado a su oficina en los últimos cuatro cursos. Detrás de algunas había situaciones realmente graves, pero otras respondían a lo que puede calificarse de desavenencias personales. También hubo una alumna que denunció el lenguaje sexista que empleaba sistemáticamente un profesor. “No han sido excesivos los casos, pero esto no quiere decir que estemos tranquilos, que no se produzcan y que no tengamos que trabajar para que el acoso sea cada vez menor”, manifestó.

 

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