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Descripción
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| El futuro de nuestras ciudades está comprometido, entre otras cosas, por el incremento del uso ineficiente del vehículo privado, desafío constante a la calidad de vida urbana, por ser, además, el medio de transporte con un aprovechamiento del suelo más bajo: tres veces más que el desplazamiento a pie, seis más que el autobús y 15 que el ferrocarril metropolitano (CIUR, 2005). Los diversos estudios de cuantificación de costes, basados en los cálculos de INFRAS-IWW (Schereyer, 2004), indican claramente que el uso del coche supone unos costes económicos y de externalidades claramente superiores al resto de los modos. En la tabla 1, se muestran los resultados de un estudio para el caso de Madrid (Monzón et al., 2008). A la vista de estos datos, sería reiterativo incidir nuevamente acerca de los problemas asociados al abuso1 ¿que no al uso¿ del vehículo particular en lo que al entorno urbano se refiere. Con el claro fin de corregir esta tendencia han proliferado en Europa los denominados planes de movilidad urbana sostenible (PMUS), que podemos definir como un ¿conjunto de actuaciones que tienen como objetivo la implantación de formas de movilidad más sostenibles (caminar, bicicleta, transporte público) en una ciudad; es decir, de modos de transporte que hagan compatibles crecimiento económico, cohesión social y defensa del medio ambiente, garantizando, de esta forma, una mejor calidad de vida para los ciudadanos¿ (IDAE, 2006). Hay que entender que los PMUS, por sí solos, no son el bálsamo de Fierabrás capaz de curar todas las dolencias, sino que precisan de un cambio de comportamiento en las pautas de movilidad de los ciudadanos. Esta cuestión constituye el auténtico desafío de los PMUS, pues ideas, financiación y técnicos que ejecuten las medidas son, más o menos, abundantes, pero que la población se implique hasta el punto de variar costumbres consolidadas, entre las que se encuentra el utilizar el coche para cualquier desplazamiento, es un reto mucho más difícil de conseguir. Sin embargo, comoquiera que, pese a todo, cualquier costumbre es susceptible de varianza, la experiencia aconseja echar mano de la conocida política de push and pull ¿¿palo y zanahoria¿¿, lo que supone regular por un lado, mientras se incentiva por otro. Los planes de movilidad sostenible, con sus distintas medidas, pueden lograr, obligando sin que lo parezca, que nos desplacemos conforme a pautas más sostenibles desde el punto de vista medioambiental, social ¿al menos, en términos de calidad de vida¿ y económico. En este triple objetivo se enmarca el cumplimiento de los compromisos de Kioto, en lo relativo al ahorro y eficiencia energética del sector transporte. | |
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Internacional
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No |
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JCR del ISI
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No |
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Título de la revista
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Ingeniería y Territorio |
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ISSN
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1695-9647 |
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Factor de impacto JCR
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0 |
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Información de impacto
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Volumen
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1 |
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DOI
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Número de revista
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86 |
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