Proyecto Secanos Vivos o cómo transformar la biodiversidad en rentabilidad para los agricultores

El proyecto, puesto en marcha por SEO Birdlife y en cuyo Comité Científico está la profesora de la ETSIAAB, Ana Iglesias, trabaja en 30 fincas de cereal y vid de toda España. En la de Huelva ha estado el estudiantado del grado en Ingeniería Agroambiental.

25.05.2023

Que los cultivos de secano de cereal y viñedo están seriamente amenazados es una afirmación que ya pocos ponen en duda. Así lo avalan los datos: las superficies de secano han disminuido más de un 21% en los últimos años y se encuentran en una clara regresión superficial y económica, debido principalmente a la intensificación hacia modelos más productivos y al evidente abandono de la actividad agraria. Esto ha dado lugar a que el número de especies de aves vinculadas a ecosistemas cerealistas (la calandria, la alondra, la avutarda euroasiática, la collalba rubia, la codorniz, la perdiz roja o el aguilucho cenizo) también se haya visto mermado. Concretamente, un 27% en las últimas tres décadas, según el III Atlas de las Aves Reproductoras en España. Para luchar contra estas adversas evidencias, se ha posicionado el Proyecto Secanos Vivos, puesto en marcha por la Sociedad Española de Ornitología (SEO BirdLife), cuyas actividades se extenderán hasta el año 2025.

Siguiendo la estela de su proyecto hermano ‘Olivares Vivos’, ‘Secanos Vivos’ pretende revertir la situación y poner en valor la agricultura de secano a través del desarrollo de acciones, basadas en la naturaleza y avaladas por la ciencia, que impulsen la vida silvestre y aumenten su resiliencia al cambio climático. Y es que es importante recordar que este tipo de cultivos de secano son necesarios para revertir la pérdida de biodiversidad ya que dan cobijo a comunidades biológicas no presentes en otros agroecosistemas, ni en formaciones con árboles y arbustos como vegetación dominante. Por ello, el objetivo último de este proyecto es mejorar la economía rural gracias a la puesta en marcha de medidas que impulsen la adaptación y mitigación del cambio climático en tierras de cereal y vid de secano. En definitiva, se trata de fomentar la bioeconomía a través de la recuperación de la biodiversidad.

Y en este tablero, el papel de los agricultores es determinante. Mano a mano con ellos, se están implementado acciones sencillas y eficaces para recuperar la biodiversidad en 30 fincas (20 de cereal y 10 de vid con una extensión de 500 ha) repartidas en 13 provincias de 5 comunidades autónomas: Albacete, Badajoz, Burgos, Cáceres, Ciudad Real, Córdoba, Granada, Huelva, Huesca, Toledo, Valladolid, Zamora y Zaragoza.

En este escenario, hay tres actores fundamentales. Por un lado, el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), dependiente del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), que se encarga de la evaluación de la ganancia de biodiversidad en las fincas piloto. Por otro lado, el grupo de Investigación en Economía Financiera (GIECOFIN) de la Universidad de Zaragoza, que es responsable del análisis económico y financiero de las actuaciones y del proyecto en su conjunto. Y, en tercer lugar, y aquí es donde entra en juego la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB) de la UPM: el Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (CEIGRAM), que se encarga de la evaluación del desempeño en la captura de carbono de las explotaciones que forman parte del proyecto.

Ana Iglesias, investigadora de CEIGRAM y profesora del Departamento de Economía Agraria, Estadística y Gestión de Empresas de la ETSIAAB, integra el Comité Científico del Proyecto Secanos Vivos. La docente explica que la primera fase del proyecto consiste en poner en marcha “medidas científico-técnicas que sean aplicables en los cultivos”. O lo que es lo mismo, se trata de aportar un valor añadido a las medidas que contempla la Política Agraria Común (PAC). Es algo así como una “PAC plus, ya que va más allá de la PAC”, asegura la docente. El proyecto pretende ir más allá de las subvenciones y apoyar las medidas que los agricultores llevan a cabo para mejorar el medioambiente, siempre de forma coordinada. Junto a los trabajadores del campo, el Comité Científico del que forma parte Ana Iglesias, trata de diseñar un “menú de medidas que después bajamos al terreno” con todos aquellos que gestionan y desarrollan su trabajo día a día en estas fincas. La tercera y última fase implica codiseñar un sistema de indicadores que permitan realizar un posterior seguimiento de las medidas implementadas.

¿Y cuáles son esas medidas que pretenden aumentar la biodiversidad de estos cultivos? Entre otras, la construcción de cubiertas herbáceas en viñedo; la revegetación de lindes, bordes de caminos, padrones, cárcavas, y arroyos; la instalación de cajas nido, cajas para murciélagos, hoteles de insectos, muretes de piedra o majanos, charcas, bebederos; así como el seguimiento de la recuperación de la biodiversidad (aves, artrópodos terrestres, polinizadores y vegetación). Asimismo, en el marco de este proyecto también se han firmado acuerdos con propietarios de parcelas de cultivos de secano para formar a equipos técnicos y agricultores en el desarrollo de planes de rentabilidad y comerciales de productos, así como en acciones formativas y de capacitación para el fomento del turismo sostenible y el agroturismo.

Otra de las acciones incluidas en el Proyecto Secanos Vivos, con clara repercusión en la economía, es el sello ‘Secanos Vivos’, que pretende aportar un valor añadido a las materias primas y productos alimentarios derivados de la uva y el cereal. Para ello, estos alimentos sanos, sostenibles y de calidad serán etiquetados con un sello específico que ayudará al consumidor a distinguir qué productos han contribuido a recuperar biodiversidad y la resiliencia climática, siguiendo un método avalado científicamente.

Visita a Rociana del Condado

El alumnado de 3º y 4º curso del Grado en Ingeniería Agroambiental y del Máster en Ciclo Integral del Agua, acompañados por los profesores Augusto Arce, del Departamento de Química y Tecnología de Alimentos; y Santiago Moreno, del Departamento de Biotecnología-Biología Vegetal, han tenido la oportunidad de visitar una de las fincas que forman parte de este proyecto: los viñedos de la bodega Contreras-Ruiz en Rociana del Condado (Huelva). Entre esta propiedad y la ONG SEO BirdLife existe un acuerdo de ‘custodia del territorio’ con el que fijan el modo de gestionar ambientalmente la finca y colaboran en la gestión. Ambas partes participan en un ambicioso estudio científico que pretende demostrar que los secanos españoles, que albergan alta biodiversidad natural, pueden ser rentables económicamente.

Sin duda, es una oportunidad para estas fincas y sus entornos rurales, y también para el estudiantado que ha podido conocerlas en primera persona gracias a las explicaciones de Pablo Cuevas, técnico de la ONG SEO Birdlife. Uno de los estudiantes que ha viajado hasta Huelva ha sido Álvaro Pérez Urrea, alumno de 4º curso del grado en Ingeniería Agroambiental, que nos ha contado su experiencia en primera persona. Álvaro, que no conocía Secanos Vivos, considera que es “un proyecto con muchas posibilidades de salir adelante” por poner en el centro de la diana la biodiversidad. “Ya no vale con tener una plantación tradicional. Con la nueva PAC y las nuevas legislaciones que se han desarrollado alrededor de esta, el valor del medioambiente se vuelve más protagonista. Y un factor como la biodiversidad es clave para ello”, asegura el futuro ingeniero agroambiental. El proyecto desarrollado en la finca onubense de Rociana del Condado es para él un “proyecto novedoso” que “va por buen camino”, ya que apuesta por el medioambiente, algo que, en su opinión, “pocas veces se observa”. Este estudiante asegura que se está llevando a cabo un importante trabajo con una “amplia justificación científica” que puede permitir “no solo la supervivencia y recuperación” de los cultivos de secano sino también “quién sabe, igual hasta su aumento”.

Este grupo de estudiantes de la ETSIAAB ha realizado un viaje de cinco días que les ha permitido visitar, además de las bodegas y el viñedo Contreras- Ruiz inmerso en el Proyecto Secanos Vivos, la Planta de Hidrógeno Verde de Fertiberia en Puertollano, la zona de Aznalcóllar, el Parque Minero Minas del Río Tinto, la Planta Don Simón- García Carrión o las instalaciones de la empresa Flor de Doñana Biorganic. Para Álvaro Pérez esta visita ha supuesto “una aplicación al terreno de todos los preceptos desarrollados en clase” e incluso, de cara a un futuro, una posible “inspiración para trabajar en proyectos similares”.

Este artículo forma parte del número de mayo de 'Savia', el boletín de la ETSIAAB.