El ejemplo de Juan Manuel Kindelán

La Escuela de Minas reúne a familiares y amigos de Juan Manuel Kindelán, en en el emotivo homenaje a un hombre “inteligente y muy comprometido” durante toda su vida con la sociedad.

03.02.12

Al acto asistieron numerosas personalidades de la política y de la Universidad. La mesa estaba presidida por el rector de la Universidad Politécnica de Madrid, Javier Uceda Antolín, quien recordó a Juan Manuel Kindelán como “una persona rigurosa”, comprometida con el ámbito de la energía, con convicciones políticas profundas y un servidor público con enorme sentido crítico.

homenajeEl rector  de la UPM estuvo acompañado por Miguel Boyer, ex ministro de Economía y Hacienda, Francisco Bustelo, catedrático emérito y Rector honorario de la Universidad Complutense de Madrid, Carmen Martínez Ten, presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y, Benjamín Calvo, director de la Escuela de Minas. A través de las intervenciones de cada uno, se realizó un recorrido por la vida de Juan Manuel Kindelán, su etapa de estudiante de exiliado, así como su trabajo al frente de ENRESA, del CSN y su última época fuertemente ligada a la Escuela de Minas.

Se recordó a Juan Manuel Kindelán como un hombre inteligente, trabajador, buen estudiante, muy generoso, interesado por lo social y la colectividad y de fuertes convicciones. Francisco Bustelo rememoró su etapa de estudiante, “vivió su etapa estudiantil con gran intensidad, era buen estudiante y muy conocido entre sus compañeros”.  Habló sobre su activismo político en una época convulsa en España que le llevó al exilio en Francia. Allí, Kindelán superó sus estudios de Ingeniero de Minas en la prestigiosa Escuela de Minas de París. Bustelo no quiso terminar su intervención sin evocar una cita de Miguel de Cervantes para recordar el espíritu incansable de Juan Manuel “podrán los encantadores quitarme la aventura pero el ánimo y el esfuerzo imposible”.

homenaje minasEn 1964 Juan Manuel regresó a España del exilio, “formaba parte de una generación de jóvenes comprometidos con su país y además muy buenos profesionales” señalaba Miguel Boyer. Continuó en su país una carrera que, ya en Francia, se había proyectado exitosa. Después recordó la etapa en la que conoció a Kindelán (en los años 60) y nació una amistad que perduraría a lo largo de los años, “para mí esa época fue magnífica y aprendí muchísimo de él”. Juan Manuel ostentó el cargo de Presidente de ENRESA y del Consejo de Seguridad Nuclear, unos años que él calificaba como “los más felices de su vida”. Carmen Martínez aseguró que Kindelán “no se parecía a nadie, me recordaba a los ingenieros ilustrados del siglo XVIII, pensaba que había que avanzar con la tecnología y la ciencia y que ahí estaba el futuro”. Una máxima que mantuvo a lo largo de toda su vida y que le llevó a destacar en el ámbito de la energía.

En los últimos años, Juan Manuel se vinculó especialmente a la Escuela de Minas de la Universidad Politécnica de Madrid, por la que tuvo una fidelidad continua durante toda su vida, como vicepresidente de la Fundación Gómez Pardo. Juan Manuel siempre estuvo preocupado por el presente y futuro de la energía, lo que le llevó en 2006 a proponer al Rector la creación de la Fundación para Estudios sobre la Energía. Javier le recuerda como “un hombre de convicciones profundas y el ámbito de la energía era su espacio natural. Creía en la transformación de la sociedad  a través de la ciencia y la tecnología”. Impulsó la actividad de la Fundación publicando estudios independientes, unánimemente elogiados, sobre el carbón, las energías renovables, la energía nuclear presente y futura o la gestión de los residuos radiactivos.

Benjamín Calvo  reconocía que  “Juan Manuel ha dejado la profunda huella de su quehacer diario, de su empuje y de sus opiniones, siempre honestas, siempre claras, siempre apasionadas” en La Escuela de Minas, la Fundación Gómez Pardo y la Fundación para Estudios sobre la Energía. Asegura que no era un hombre de trato fácil, directo y contundente pero “siempre honrado y dispuesto a rectificar si uno le argumentaba con solidez, implacable con la torpeza, la marrullería y la picaresca”.  Juan Manuel demostró hasta el último momento su fidelidad a la Escuela “a lo largo de este periodo, he conocido a pocas personas que de forma tan prolongada, tan altruista y tan apasionada hayan querido a la Escuela y trabajado por ella”.

Juan Manuel falleció el pasado 30 de diciembre, pero el legado de todos estos años de trabajo y compromiso quedará para siempre, como declaraba Carmen Martínez “le vamos a echar mucho de menos por su inteligencia, por su sentido del humor, su fuerte carácter, y lo seguirá haciendo en nuestra memoria para siempre”.