Un estudio de la UPM confirma la vinculación entre pobreza energética y género

El trabajo, cuyos resultados se han publicado recientemente en la revista "Energy for Sustainable Development", concluye que aquellos perfiles dedicados a las tareas de cuidado, junto con los roles de género, se asocian a padecer pobreza energética.

07.11.2022

Investigadoras de la Universidad Politécnica de Madrid, en colaboración con expertos del Instituto de Salud Carlos III, han desarrollado el proyecto FEMENMAD: Feminización de la pobreza energética en Madrid. Exposición a extremos térmicos, cuyos resultados se han publicado en abierto recientemente en la revista indexada Energy for Sustainable Development. Financiado por el Ayuntamiento de Madrid, el estudio tiene como objetivo detectar las desigualdades de género en materia de pobreza energética en los hogares de la capital.

Gracias al trabajo de campo realizado, la investigación ha podido corroborar la vinculación entre pobreza energética y género. En concreto, las investigadoras de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura (ETSAM) de la UPM entrevistaron a 16 mujeres madrileñas durante los inviernos de 2019 y 2020, antes y después del confinamiento por la COVID-19. Junto a este testimonio, analizaron los datos de localización, estado de la vivienda, los perfiles demográficos y socioeconómicos, aspectos relacionados con la salud, organización doméstica, hábitos de consumo y percepción térmica.

A través del análisis de estos datos, las investigadoras de la UPM concluyen que aquellos perfiles dedicados al desarrollo de tareas de cuidado, junto con los roles de género, se asocian a padecer pobreza energética.

Para llevar a cabo este estudio, explica Marta Gayoso, investigadora de la ETSAM-UPM y una de las autoras del estudio, “fue necesario comprender en primer lugar la naturaleza multidimensional de la pobreza energética”, en la que los problemas derivados de no poder hacer frente a los costes energéticos de la vivienda, como vivir a temperaturas inadecuadas, se entrelazan con problemas más complejos relacionados con los efectos de integración mental, física, emocional, social y la persecución de la autonomía.

Esta heterogeneidad de situaciones es donde las investigadoras encuentran la conexión entre pobreza energética y género, ya que la “distribución desigual de tareas asociadas a los roles de género subyace en una de las causas por las que las mujeres se ven más afectadas por la pobreza energética”, indica Carmen Sánchez-Guevara, investigadora principal del proyecto y profesora de la ETSAM.

Roles de género, hábitos de consumo de energía y salud mental

El estudio revela cuatro formas diferentes en que los roles de género dan forma a las experiencias de pobreza energética. En primer lugar, la asunción de la responsabilidad por el bienestar del hogar está intrínsecamente ligada a la identidad de la mujer. Esto se ve reflejado “en una devaluación e interrupción de las tareas e intereses propios en beneficio de los comunes”, subraya Marta Gayoso.

En segundo lugar, observaron cómo los patrones y hábitos de consumo de energía están influenciados por el género. En este sentido, comprobaron que las personas entrevistadas sufren “mayor exposición a las consecuencias de la falta de confort térmico al renunciar a los servicios energéticos, reservando este gasto a las franjas horarias en las que están presentes otros miembros del hogar”, indica la profesora Sánchez-Guevara.

La tercera característica está vinculada con la salud mental y los patrones emocionales relacionados con la pobreza energética. Las emociones no sólo son consecuencia de padecer pobreza energética, sino que también pueden ayudar a ocultarla. Las investigadoras de la ETSAM detectaron en las mujeres entrevistadas un bloqueo mental a la hora de solicitar ayudas y la tendencia a la normalización y la eliminación de la situación de pobreza energética como problema.

Por último, el estudio refleja que la segregación de capacidades por roles de género desde la edad temprana contribuye a condicionar el conocimiento de la gestión de la energía en el hogar.

Las personas y su experiencia vital en el centro del análisis

Para futuras investigaciones, este trabajo apunta hacia la importancia de incorporar las actividades de cuidado en la evaluación de las necesidades energéticas de los hogares. Por ejemplo, la cantidad de tiempo que se pasa en casa o la necesidad de dispositivos especiales para personas con dependencias. “Esto implicaría una evaluación diferenciada de los hogares con derecho a una prestación de bono social eléctrico o térmico”, indican las autoras.

Además, este estudio sienta precedente a la hora de analizar y diseñar políticas energéticas, ya que demuestra que el análisis de la experiencia vital en torno a la pobreza energética es fundamental para desentramar las dinámicas del fenómeno y completar las estrategias desarrolladas hasta el momento en materia de renovación y rehabilitación de vivienda. “Registrar las experiencias de las mujeres en relación con el acceso a la energía permite elaborar un marco complementario que puede mejorar el diseño de políticas”, concluyen las investigadoras de la UPM.

De igual forma, también plantea una serie de retos transversales en torno a cómo otras categorías sociales diferentes al género también podrían estar relacionadas y condicionar el acceso a la energía.

Marta Gayoso Heredia, Carmen Sánchez-Guevara Sánchez, Miguel Núñez Peiró, Ana Sanz Fernández, José Antonio López-Bueno, Gloria Gómez Muñoz, Mainstreaming a gender perspective into the study of energy poverty in the city of Madrid, Energy for Sustainable Development, Volume 70, Septiembre 2022,Pages 290-300, ISSN 0973-0826, https://doi.org/10.1016/j.esd.2022.08.007.