Abstract
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Desde hace tiempo se conoce que a través de los alimentos pueden transmitirse enfermedades infecciosas, o bien pueden ser la causa de envenenamiento por la presencia de toxinas de origen químico o microbiano. Los microorganismos patógenos transmitidos por los alimentos son normalmente de origen zoonósico, esto es, pasan a los humanos desde un reservorio animal en el que rara vez causan enfermedad y pueden propagarse epidémicamente con relativa rapidez (Notermans, 1999). Un alimento que contiene microorganismos patógenos a los niveles de las dosis infectivas medias no tiene por qué presentar signos de alteraciones organolépticas, por lo que el consumidor lo ingiere sin recelo. Las enfermedades transmitidas por los alimentos tienen un alto impacto socioeconómico, ya que se encuentran entre las patologías más extendidas en el mundo. En los países industrializados, en la mayoría de los casos, el cuadro sintomático de las toxiinfecciones de transmisión alimentaria se limita a trastornos en el tracto intestinal en forma de gastroenteritis, aunque algunas enfermedades pueden presentar un cuadro clínico severo, especialmente en población de riesgo, con porcentajes de mortalidad relativamente altos (Notermans, 1999). | |
International
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No |
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Type
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Doctoral |
Mark Rating
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Sobresaliente cum laude |
Date
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15/04/2010 |