18.04.23
Alumnos de esta escuela de la UPM participan en una actividad para descubrir en primera persona las barreras de movilidad a las que se enfrentan los discapacitados y así poder integrar la accesibilidad en sus diseños.
Es la arquitectura, cuando no está bien resuelta, la que discapacita. Eso es lo que han podido comprobar los estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid de la UPM, en una actividad realizada junto con Fundación ONCE y que les ha permitido ponerse en la piel de personas con diferentes discapacidades para conocer las barreras arquitectónicas que se encuentran en el día a día.
Los alumnos han recorrido la ETSAM divididos en tres grupos: uno en silla de ruedas, otro con bastones para invidentes o personas son visibilidad reducida y un tercero con tablets que incluían una aplicación para evaluar el nivel de accesibilidad de los espacios. De este modo, han podido conocer de primera mano los impedimentos en el uso de los elementos arquitectónicos y hacer así un trabajo analítico, que les permita integrar la accesibilidad en sus procesos de diseño.
“Para la escuela es muy importante que entendamos que los espacios de la arquitectura tienen que incluir a toda la población. Todos tenemos que poder usar, disfrutar y entender la arquitectura”, ha explicado Manuel Blanco, director de ETSAM. “La escuela tiene que ser modélica y convertirse en un entorno más friendly”, ha añadido.
Este taller experiencial se enmarca en la asignatura “Análisis de la arquitectura”, dentro del Grado en Fundamentos de la Arquitectura impartido en este centro. La actividad contempla también una jornada en la que los estudiantes harán un recorrido desde la ETSAM hasta la parada de metro más próxima, con el objetivo de analizar la accesibilidad en la calle.
Comentarios recientes