Fernando Trueba participa en un Curso de Verano de la UPM dedicado a la industria cinematográfica.
El cineasta Fernando Trueba participó el 12 de julio en uno de los Cursos de Verano de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). El ganador de un Oscar por Belle Époque (1992) disertó sobre el papel del director en las distintas fases del proceso de un largometraje. Fue en la última jornada del curso titulado El futuro de la industria cinematográfica frente a los retos de la era digital, que arrancó el día 9 de julio en el Real Sitio de San Ildefonso (La Granja, Segovia). Profesionales audiovisuales y estudiantes pudieron conocer de mano de los diferentes ponente los entresijos del negocio del cine, como su comercialización o su conexión con el mundo de Internet.
En su opinión, ¿cuáles son esos retos a los que se refiere el título del curso?Creo que el reto principal del cine en la actualidad es sobrevivir. El cine siempre ha estado en crisis, especialmente en España, hasta el punto que es un tópico. Es aburridísimo hablar de la crisis del cine español. Cuando yo tenía 24 años e hice mi primera película, que se llamaba Ópera prima, recuerdo que más que por la película, por lo que me preguntaban era por la crisis del cine español. Era en el año 79 y ya soy un hombre cercano a la ancianidad y me siguen preguntando por la crisis del cine español.
Además de dirigir, usted también produce películas. ¿Qué resulta más difícil?Son trabajos muy distintos. Yo no soy un verdadero productor. Soy director y guionista, y ocasionalmente he sido productor porque he creído en un proyecto, pero ha habido gente que se ha encargado de la producción, no yo directamente.
Su próxima película, El artista y la modelo, se estrenará en septiembre. ¿Nos puede adelantar brevemente qué veremos en la pantalla?Es una historia que sucede en el sur de Francia, en los años cuarenta. Es la historia de un artista, de un hombre mayor, que es escultor, y la relación que tiene durante un periodo corto de tiempo con una chica que trabaja con él de modelo, que le ayuda a hacer su última obra. Es la relación de dos personas separadas por muchos años de edad y cómo aprenden a conocerse, a entenderse, y cómo se transmiten cosas el uno al otro. Es una película de relaciones humanas. No se destruyen edificios, no se mata a gente ni se corta el cuello a nadie, ni se estrellan coches contra tabiques ni hay explosiones… Es una película pacífica.
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