Estudiantes, General

Una historia de pasión por la ciudad

La búsqueda decidida de conocimiento llevó a Gonzalo Ortega Sánchez de Lerín, titulado por la ETSAM-UPM, a destinos como el Campus Sino-Hispánico. Allí encontró una atmósfera “internacional e interesante”.

Un arquitecto cosmopolita en el maravilloso sentido griego de este término: ciudadano del mundo. Así es Gonzalo Ortega Sánchez de Lerín (Madrid, 1992), un graduado en Fundamentos de la Arquitectura por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM), título al que añadirá el del Máster en Arquitectura y Urbanismo por este centro de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

A su currículum también ha sumado otras muchas experiencias. Entre ellas, la de viajar. “Los verdaderos viajeros son los únicos que parten por partir”, poetizó Beaudelaire. Viajar para aprender. Un placer del que disfruta Gonzalo, que en 2013 realizó un intercambio académico en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de Sao Paulo y en  2014 siguió la Innovation Summer School de la Universidad de Tokyo.

Un año después cumplió el sueño de trabajar al lado del arquitecto Renzo Piano, cuando recibió una beca concedida por su Fundación, gracias a un acuerdo firmado con la ETSAM. Esta beca  le ofreció la oportunidad de trabajar en Italia, en el Renzo Piano Building Workshop de Génova, como alumno del programa de prácticas de su estudio.

“Estoy en un punto en el que es fundamental decidirse por un camino y por una especialización en la que formarse para ser un profesional de calidad”, dijo entonces, cuando experimentaba en el equipo de este arquitecto mundialmente reconocido.

Su deseo era “absorber, absorber y absorber” y “aprender en el día a día, trabajando en proyectos internacionales” de arquitectura, un trabajo para él apasionante.



Campus Sino-Hispánico, una estrecha comunidad internacional

Este enfoque de futuro a su carrera le llevó a seguir el Master in City Sciences de la Universidad Politécnica de Madrid en el Campus Sino-Hispánico en la Universidad de Tongji. Llegó allí gracias a otra beca de la UPM que solicitó junto a otros cinco compañeros de la ETSAM. Todos cumplieron su sueño y “Tongji fue “nuestro paraíso”, afirma.

Era un destino que eligió por su interés por China, por la ciudad de Shanghái en particular, “por la relevancia de la planificación urbana y el urbanismo para afrontar los grandes desafíos sociales y ambientales de su enorme crecimiento urbano”.

En Tongji, en el Campus Sino-Hispánico de la UPM, encontró una atmósfera “muy internacional e interesante” y en Shanghái, una ciudad “espectacular y muy divertida”.  De aquella etapa recuerda la facilidad para “navegar la vida en Shanghái sin saber chino, todos los lugares por descubrir y saber que podría quedarme a vivir para siempre”.

También recuerda su paso por el campus, en el que se hace la vida en las residencias, disfrutando de todo tipo de servicios,  campos de deportes, actividades culturales…, y en el que, si bien la comunicación con los profesores o estudiantes chinos era “a veces más compleja”, se creaba una estrecha “comunidad internacional.”

Luego la vida le llevó de Asia de vuelta a España y, de allí, a Estados Unidos,  exactamente al MIT (Massachusetts Institute of Technology), con una beca de La Caixa. Estas ayudas que apuestan por el futuro de las nuevas generaciones hicieron presente el suyo, y Gonzalo está convencido de que las oportunidades ofrecidas por la UPM fueron “fundamentales” para obtener tanto la beca como la admisión en el MIT o en otras universidades de prestigio como Harvard, Columbia o Berkeley.

Con la firme intención de cursar un máster en Urban Design en cualquiera de esas universidades, se acabó decantando por el MIT al conocer más en profundidad el programa del Master in City Planning, donde los alumnos no proceden sólo del mundo de la arquitectura o del diseño, sino de todas las disciplinas que intervienen en la construcción de la ciudad: arquitectos, sociólogos, economistas, inversores inmobiliarios, ingenieros ambientales.  El ambiente interdisciplinar “es enormemente enriquecedor, se aprende constantemente de los demás. Por un lado te enfrenta a cosas que no conoces, por otro te fuerza a tomar decisiones relativas a tu ámbito de especialidad (en mi caso, diseño y planificación urbana) y defenderlas y enriquecerlas con el conocimiento de los demás”, explica.

“En el MIT, la planificación urbana se aborda desde la complejidad que implican los diversos factores que transforman nuestras ciudades, cada vez a un ritmo más rápido. Hay, además, muchas opciones de colaborar con profesores en sus investigaciones o participar en competiciones de innovación y de estar en relación constante con el ambiente profesional“. En su caso, Gonzalo es asistente de investigación en el Senseable City Lab, que realiza proyectos urbanos trabajando con los datos que proporcionan las nuevas tecnologías para encontrar soluciones reales a problemas urbanos, en contra de la complejidad e inviabilidad de la Smart City.

La Arquitectura, un trabajo comprometido y apasionante

En última instancia, le gustaría poder llevar este modelo de optimización de recursos a través del conocimiento exacto de los problemas a contextos urbanos con menores recursos. Una intención que nace tras años de interés por la arquitectura y el urbanismo informal, tanto en España como en diferentes proyectos de cooperación en Brasil o con la ONG Techo Colombia en Bogotá.  Igualmente ha colaborado con la plataforma cultural La Grieta, “para tratar de acercar aspectos de la arquitectura y el urbanismo a quienes no pertenecen a un mundo que puede pecar de hermético”.

Imposible sustraerse a su insaciable deseo de aprender, Gonzalo se expresa en inglés, alemán, francés, portugués e italiano.

Seguramente no se acabará aquí su experiencia internacional. A pesar de sus pocos años, empezando, por su juventud, la vida profesional, ha aprendido a disfrutar de su trabajo, pues la clave de todo es que encuentra la Arquitectura apasionante. “Si no es un placer pasar horas y horas junto a un proyecto, es que no es el buen camino”.

Y entre tantas vivencias, siempre habrá lugar especial en el recuerdo para la ETSAM, “como institución, con sus carencias y errores, como lugar donde grandes personas se dedican a intentar sacar adelante nuevas ideas y profundizar en el conocimiento”. Un buen recuerdo de la Escuela por “la buena formación recibida y por las oportunidades que nos ofrece para salir fuera, a conocer mundo”.