La ingeniería aporta pragmatismo para resolver problemas

Así lo entiende Clara Jiménez, titulada por la UPM y directora del Programa de InnovAcción de Accenture, principal patrocinador del Programa de Creación de Empresas UPM.

16.07.12

“Sólo lo difícil es estimulante”, escribió Lezama Lima. Podría pensarse que Clara Jiménez, ingeniera de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) vive bajo esa pauta su día a día. Posee una amplia experiencia profesional, desarrollada a lo largo de más de 16 años en el sector de las TIC, especialmente en servicios orientados a la banca nacional y extranjera. Una actividad que durante la última década se ha centrado especialmente en el área de los recursos humanos, en proyectos de organización, análisis de personal, formación y transformación cultural. En la actualidad, es directora del Programa de InnovAccion de Accenture.

Clara JimenezDesde ese marco, la empresa colabora activamente con el Programa de Creación de Empresas de la Universidad Politécnica de Madrid en un ejemplo de lo que representa la colaboración universidad-empresa. Accenture presta soporte a la iniciativa de la UPM actúaupm que proporciona a los estudiantes, profesores e investigadores, una plataforma para impulsar sus ideas de negocio. La colaboración de la empresa aporta un valor añadido a los proyectos en competición, a cuya disposición dispone la amplia experiencia acumulada en mercados tecnológicos vanguardistas.

Clara Jiménez, antigua alumna de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación, donde se tituló no hace tanto tiempo, explica que si tuviera que destacar lo que le han aportado sus estudios de Ingeniería en la UPM al desarrollo de su notable trayectoria profesional elegiría, “el rigor, el pragmatismo y la capacidad de encontrar soluciones a los problemas”.

Desde 2009,  su carrera profesional se ha centrado en el campo de la innovación dentro del mencionado programa de Accenture, empresa líder internacional en consultoría,  desde el que se impulsa la innovación.


Pregunta.-  Accenture es patrocinador platino de la Competición de Creación de Empresas UPM, actúaupm. Desde su experiencia, ¿cómo describe el significado del concepto de innovación en esta empresa?

Respuesta.- Accenture se caracteriza por ser una empresa innovadora. Se pone de manifiesto a través de sus Innovation Labs y Centers (más de 30), implantados en todo el mundo, con equipos de personas altamente especializadas en tecnologías y desarrollo. Su perspectiva es estar al día en las últimas tendencias y explorar, para lograr una innovación cada vez más disruptiva y responder así a las necesidades del cliente, mejorando incluso sus expectativas.

De esta manera, la compañía busca implantar un modelo de innovación abierto que logre la máxima eficiencia. Este modelo requiere tres ingredientes fundamentales: pasión, experiencia y creatividad. Pasión, necesaria si se quiere avanzar, ir más lejos de lo que está establecido; experiencia, pues es fundamental el conocimiento del sector de que se trate, sin ella resultaría imposible; y creatividad, para crear conexiones que no son convencionales, o que al menos no se hayan realizado hasta ahora.

Cualquier persona puede transmitir una buena idea en una empresa.

P.- ¿Cómo se aplica este modelo y qué dificultades presenta su desarrollo?

R.- Para poder aplicarlo es importante aprovechar las capacidades internas.  A través de la filosofía bottom up se aprovecha la inteligencia colectiva (del ellos piensan, al nosotros pensamos). Un desarrollador que trabaja en un proyecto del área financiera puede aportar ideas a un problema que ha detectado un socio de otra área. Esto rompe la estructura de silos, al hacer que las ideas sean permeables de un sector a otro, incrementa el sentimiento de pertenencia y de propiedad, y también motiva e inspira. Así, la búsqueda de soluciones es conjunta, y la aplicación de las mismas multisectorial. En definitiva, cualquier persona puede tener una buena idea.

P: ¿En qué se traducen estos procesos?

R.- Junto al equipo de trabajo del Programa de Innovación, existe un comité de innovación bottom up, que selecciona las mejores ideas, para premiarlas. Premiamos con “experiencias”. Los premios materiales son tangibles, pero las experiencias quedan dentro de nosotros (¡son memorables!). Son una forma innovadora de premiar y para la compañía no supone un gasto, sino una inversión. Se pretende innovar también en este sentido, al tratar de promover una transformación cultural que se transmita de manera “capilar” en la compañía a todos los niveles, es una evangelización en toda regla. La innovación está en todos y todos tienen la responsabilidad de innovar.

Adicionalmente, para nosotros es importante diferencial entre las ideas y las “metaideas”, es decir las propuestas que surgen para gestionar las ideas en el mundo de la innovación. Actualmente, los directores de innovación están centrados en las ideas, pero no prestan atención a las “metaideas”.

Esta es en mi opinión una carencia del sistema de I+D+i español: hay muchas ideas,  pero carecemos de gente que piense en cómo hacer que fluyan y tengan impacto. A través de un Innovation Marketplace, Accenture se convierte en hub de innovación (en un hacedor del ecosistema), los prescriptores se acercan para contar lo que tienen y a su vez los clientes preguntan… En definitiva, conectar para generar valor para todos.

La innovación ha de buscar siempre resultados

P: Posicionada la empresa como hub de innovación, ¿cómo se ve la relación entre la universidad y la empresa? ¿Se ha progresado?

R.- No se trata de innovar por innovar, la capacidad innovadora ha de ir siempre orientada a la búsqueda de un resultado. En general, las empresas están abiertas a escuchar novedades. La innovación está muy de moda, pero, ante todo los directores de innovación son muy pragmáticos y también necesitan resultados a corto aunque tengan proyectos de más largo plazo.

Por otra parte, en el ámbito de la investigación, hay mucha excelencia, tiempo y un grado de especialización magnífico, algo que en las empresas es más complicado de lograr. Es posible que se pierda tiempo en algo que no es el objetivo, que no tiene impacto. La propia comunidad científica tiene que afinar su enfoque. Si quieren un verdadero impacto, ¿qué es mejor, publicarlo en una revista o que su resultado sea utilizado por la sociedad? Creo que cada vez hay más personas convencidas de esto último.

P.- ¿Cuál es su visión acerca del emprendimiento?

R.- El emprendimiento forma parte de la innovación, gracias a él se convierte una idea en valor real, por eso es relevante en una nación. En EEUU, si se pregunta a cualquier estudiante de high school qué es lo que quiere hacer en el futuro dirá que quiere crear una empresa. En España, en cambio,  la respuesta sería diferente (mejor no escucharla…). Existe, por tanto, una cultura subyacente radicalmente opuesta.

Nosotros apostamos decididamente por el emprendimiento en todas sus formas, también el intrapreneurship (o emprendimiento corporativo). Es decir, también se puede ser emprendedor dentro de la organización en la que trabajamos…, saliendo de nuestra zona de comodidad, haciendo cosas que permitan ampliar y desarrollar el negocio, contratar a más gente, etc. No solo es una cuestión de entidad jurídica, sino de dar un paso nuevo, distinto, con un objetivo claro de progresar.

Por otro lado, en la UPM, hay altas posibilidades de poder emprender, por la propia naturaleza de los perfiles académicos, en su mayoría de base tecnológica, se desarrollan activos con mucho potencial de mercado. Sin embargo, es necesario que en los equipos de emprendedores universitarios se potencie el perfil comercial, desarrollando, por ejemplo, una inteligencia social que les ayude a hacer mercado.

P.- Por último, ¿qué ha representado su paso por la UPM?

R.- Recuerdo mi primera clase en la ETSI de Telecomunicación. Era de Cálculo y el profesor explicaba topología (bolas abiertas y cerradas…). En aquel momento me pregunté: “¿Qué hago yo aquí?”. Con el paso de los años me he dado cuenta que la UPM me ayudó a pensar (y mucho, quién no se acuerda de las ideas felices que se necesitaban para aprobar un examen), a esforzarme, a organizarme con tantas asignaturas y laboratorios y también a sufrir y por qué no a frustrarme… Al final, al menos en mi experiencia, lo de menos es recordar el Teorema de Nyquist (por cierto… clave en las comunicaciones), lo relevante son las capacidades que he tenido que desarrollar para superar cada asignatura y que me han ayudado a afrontar mi vida profesional e incluso personal. Por cierto, en los últimos años de carrera me casé y fui madre… por tanto, también me enseñó a conciliar.