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“La ingeniería y el ajedrez poseen una simbiosis natural”

Jesús Gómez y Juan Antonio Márquez, estudiantes de ETSIAE, han resultado subcampeón y tercer clasificado respectivamente en ajedrez en el Trofeo Rector de la UPM. Dan a conocer los beneficios que este deporte tiene para ellos, que les permite relajarse tras las clases y mejorar su concentración y creatividad.

Jesús tiene 31 años, pero empezó a practicar el ajedrez a los 8. Juan Antonio tiene 22 y aprendió a mover las piezas del ajedrez con 9 años. Ambos estudian el Grado en Ingeniería Aeroespacial en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio (ETSIAE) en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). El primero, en la especialidad de aeropuertos y a falta de sólo dos asignaturas para obtener su título de graduado. El segundo también está en último curso, pero en la especialidad de Ciencias y Tecnologías Aeroespaciales.

Tanto Jesús como Juan Antonio son asiduos de los torneos de ajedrez y están federados, jugando Jesús en la Primera División de la Liga Madrileña y Juan Antonio en Preferente. Cuentan con un amplio palmarés y han ganado numerosos campeonatos. En el último Trofeo Rector, que se celebra anualmente en la Universidad Politécnica de Madrid, Jesús ha sido subcampeón, y a través de esta entrevista, quiere promover la afición por el ajedrez entre sus compañeros. Por su parte, Juan Antonio, tercer clasificado, cree que es difícil que alguien a quien no le guste este deporte se inicie en él, pero destaca las habilidades que se adquieren con su práctica y la interrelación existente entre ajedrez e ingeniería.

Pregunta: ¿De dónde surge vuestra afición por el ajedrez?

Jesús: Cuando tenía ocho años mi cuidadora búlgara me enseñó a mover las piezas y las reglas básicas. Empecé a recibir clases en el colegio y a jugar los campeonatos escolares. Desde entonces siento una gran pasión por el ajedrez.

Juan A.: Mi pasión por este deporte surge de mi abuelo. El verano que cumplí 9 años él me enseñó a mover las piezas y las reglas básicas. Justo al acabar el verano empecé a recibir clases y a participar en torneos.

P. ¿Qué os aporta en vuestro día a día practicar este deporte?

Jesús: A cada persona le aporta de manera distinta, pero siempre cosas positivas. En mi caso, el ajedrez me distrae y me relaja a pesar de la tensión de algunas partidas. Es el deporte mental por excelencia, nada que ver con otro tipo de pasatiempos. A diferencia de otros juegos, no influye el azar y te permite desarrollar muchas habilidades. Siempre puedes mejorar más, lo que supone un reto de superación personal. Combinar algo de ajedrez en tu vida con ejercicio físico te mantiene en plena forma.

Juan A.: Para mí el ajedrez es mi momento de relajación del día. Una buena partida me ayuda a desconectar de los agobios diarios causados por los estudios… Además, me hace querer mejorar cada vez más, lo cual se podría equiparar un poco a la vida misma: ser capaz de dar lo mejor de ti mismo cueste lo que cueste.

 

 

P. ¿Qué habilidades os permite desarrollar que después podéis emplear en vuestros estudios de ingeniería?

Jesús: La lógica, la decisión de ciertas jugadas conlleva consecuencias; la concentración, algunas partidas de ajedrez duran cuatro horas o más; los reflejos, cuando te queda poco tiempo para mover, y la creatividad, algunas posiciones en el tablero se resuelven con imaginación. Hay otras muchas, sin duda, pero estas son muy útiles en el estudio de la ingeniería.

Juan A.: El ajedrez me ayuda a mejorar mi concentración, no es fácil estar enfocado durante varias horas en lo mismo; a pensar de forma creativa, barajando cualquier opción (por ridícula que parezca al principio) para encontrar la mejor; y a tener paciencia, pues la solución a un problema (o a una partida de ajedrez) no siempre va a ser rápida.

 

P. En vuestro caso, ¿aplicáis lo aprendido en el ajedrez en vuestros problemas de ingeniería, o aplicáis vuestros conocimientos de ingeniería para jugar al ajedrez?

Jesús: La ingeniería y el ajedrez poseen una simbiosis natural. La ingeniería te enseña a pensar y razonar con criterio, mientras que el ajedrez te sirve como entrenamiento mental para resolver problemas. Luego están en perfecta armonía y se benefician mutuamente.

Juan A.: El hecho de que te ayude a pensar de forma creativa puede ser muy útil a la hora de resolver ciertos problemas de ingeniería en los que la resolución no se consigue por lo que parece ser el camino más obvio.

 

P. Siempre se ha hablado de la correlación entre inteligencia y ajedrez e incluso de los beneficios cerebrales de practicarlo, pero, ¿qué otras habilidades sociales o aptitudes creéis que favorece?

Jesús: El ajedrez me ha ayudado a planificar y optimizar mi tiempo; a aumentar mi paciencia y perseverancia en diversas situaciones; así como lograr ser más ordenado en mis pensamientos. Por otra parte, al ser un deporte de competición, está contrastado que favorece el proceso de desarrollo y superación personal.

Juan A.: Deportividad, cuando tras la partida hablas con tu rival y os comentáis mutuamente posibles fallos o mejoras durante la partida; capacidad de actuación bajo presión; creatividad, cuando tienes que buscar la forma de hacer algo por un método a priori poco normal; o el afán de superación, el hecho de querer mejorar buscando para ello tus propios fallos. Esas son algunas habilidades que puedes utilizar luego fuera del tablero.

 

P.  La primera máquina que jugaba automáticamente al ajedrez, la inventó  el ingeniero español Torres Quevedo y puede verse en la ETSI de Telecomunicación de la UPM, ¿os parece significativo que un inventor tan prolífico centrara sus esfuerzos en resolver con 100% de acierto la jugada del jaque mate?

Jesús: La verdad es que es significativo que existan ingenieros que sientan curiosidad por los misterios del ajedrez. Leonardo Torres Quevedo fue un fantástico ingeniero e inventor; precursor de la era de la computación. En aeronáutica diseñó junto con Emilio Herrera un dirigible trasatlántico, además de otros inventos como los transbordadores. En automática creó la máquina El Ajedrecista, capaz de resolver el jaque mate en un final de torre y rey contra rey. Se trataba de un algoritmo sencillo, pero efectivo. Es destacable la victoria que hace unos años logró la computadora Deep Blue sobre el ex campeón mundial Gary Kasparov. Deep Blue, creada por IBM, analizaba 100 millones de jugadas por segundo…

Juan A.: Sí, es muy interesante que alguien que no se dedique al ajedrez profesionalmente decida invertir su tiempo y sus conocimientos en favorecer este deporte. Además, el hecho de que creara el Ajedrecista motivó a otros en años posteriores a crear con la ayuda de nuevas tecnologías mejores máquinas capaces de practicar este deporte como la famosa Deep Blue, capaz de vencer a un campeón del mundo.

 

P. ¿Cómo animaríais a vuestros compañeros a practicar el ajedrez como lo hacen con otros deportes?

Jesús: En primer lugar, trasladar la idea de que el ajedrez no es aburrido. Lo que ocurre es que algunos principiantes se aburren al perder partidas, pero cuando alcanzas cierto nivel te empieza a gustar cada vez más. Las partidas rápidas de cinco minutos por Internet pueden llegar a ser realmente divertidas. Conozco a muchos ingenieros que practican el ajedrez, y son fuertes jugadores. Sin embargo, hoy en día sigue siendo un deporte minoritario en España. Espero que este artículo sirva como medio de difusión entre la comunidad universitaria.

Juan A.: Sinceramente, no creo que haya una manera de animar a practicar este deporte. Es un deporte complejo y, o te gusta o no te gusta. Lo que quiero decir es que creo que es extremadamente complicado hacer cambiar de opinión a alguien a quien no le gusta el ajedrez. Aún así, si alguien siente un mínimo de curiosidad por este deporte, le diría que se anime a probarlo y que bajo ningún concepto se decepcione por una derrota; pues todos hemos perdido alguna vez y, como dicen, errar es de humanos.