“Debemos reclamar nuestro espacio fuera de los márgenes disciplinares”

Con motivo de la celebración del Congreso Internacional de Estudios Interdisciplinares LGTBIQ+ en español, organizado por MariCornes, uno de sus representantes, Miguel Sánchez, cuenta cómo nace esta iniciativa y los retos a los que se enfrentan.

04.10.21

Miguel Sánchez, Moisés Fernández, Aarón Pérez y Esther Pérez, profesores e investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y de otras instituciones que “hartos de no tener un congreso donde presentar nuestros trabajos sobre cuestiones LGTBI y queer, decidimos organizarlo nosotros”. De esta manera, explica Miguel Sánchez, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid, nació MariCorners, una iniciativa independiente, autogestionada y sin ánimo de lucro que pretende dar voz y legitimidad académica a cualquier investigación que gire en torno a algún elemento LGTBQ+.

Uno de sus iniciativas es la organización del 2º Congreso Internacional de Estudios Interdisciplinares LGTBIQ+ en español que tendrá lugar los días 6, 7 y 8 de octubre en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid de la Universidad Politécnica de Madrid.

Maricorners

Pregunta: ¿Cómo nace Maricorners?

Respuesta: Nació hace cuatro años, de forma absolutamente espontánea y accidental, en una conversación por twitter entre cuatro investigadores de áreas muy diferentes (Historia, Lingüística, Arquitectura, Comunicación…) pero que, de un modo u otro, trabajábamos con cuestiones relacionadas con el colectivo LGTBIQ+.

Nuestro objetivo es generar espacios (tanto físicos, en la universidad pública, como disciplinares, en los diferentes ámbitos de estudio) para el intercambio, la promoción y la difusión de investigaciones en cuestiones LGTBIQ+, apostando por el rigor, la independencia y la calidad académica, sin dejar de lado a quienes están empezando su andadura en el mundo académico y quieren apostar, desde distintas disciplinas y momentos de su carrera laboral, por cuestiones LGTBIQ+.

P. Uno de los problemas que denunciáis es el malintencionado  y sexista lenguaje que se utiliza cuando desde algunos colectivos quieren hablar de LGTBIQ+… luego vosotros bautizáis vuestro congreso como Maricorners… ¿Por qué?

R. El nombre surgió de una manera tan espontánea y casual como la propia idea del congreso, prácticamente a la vez: nos parece que es sonoro, que la gente lo recuerda con facilidad y, lo más importante: que resume el objetivo de nuestra iniciativa: somos personas que dedicamos nuestra actividad investigadora a cuestiones LGTBIQ+ (maris) y que, por ello, nos vemos relegados con frecuencia a los rincones, a los márgenes de nuestras disciplinas (corners). Denominándonos maricorners nos apropiamos de una etiqueta que parte del colectivo LGTBIQ+ ha tenido que soportar durante décadas como una losa excluyente y peyorativa, y la resignificamos: subvertimos, en definitiva, lo que durante mucho tiempo ha sido una descalificación y la resignificamos para dignificar nuestra identidad y nuestra labor profesional como investigadores.

Además, conseguimos acuñar de paso una denominación sin marcas de género, lo que facilita su uso inclusivo. Así que la doble intención, en el caso de haberla, persigue la integración de la diversidad y la crítica al desdén con el que desde ciertas esferas, se observan las cuestiones que nos ocupan.

En cualquier caso, agradecemos esta pregunta, porque nos sirve para poner de relieve la importancia de promover y explicar qué significa y por qué es importante la utilización de un lenguaje inclusivo, a la vez que evidencia lo fundamental que es debatir sobre cómo nos nombramos y qué etiquetas, pronombres o palabras utilizamos desde dentro y fuera del colectivo para identificarnos. Somos conscientes de que utilizar MariCorners tiene una doble lectura: interpelar a una audiencia específica, que va a identificar este nombre como propio; pero también generar un espacio de debate y reapropiación del término, provocando una posible discusión que, al final, es la esencia misma del mundo académico.

P-¿Por qué eligieron a la UPM para organizar este Congreso porque… será casualidad pero en su comité científico no hay ningún representante de la ingeniería, arquitectura, ciencias del deporte o diseño de moda, las áreas de conocimiento de esta universidad?

R- De las cuatro personas que arrancamos con el proyecto, dos estamos vinculadas a esta universidad y creímos que podría ser una buena manera de dar una nota de diversidad a una institución en la que las cuestiones LGTBIQ+  tradicionalmente se han considerado de soslayo. Es llamativo que en los programas electorales de los candidatos a rectores de las elecciones del curso pasado no apareciera ninguna mención a la diversidad sexoafectiva, por ejemplo, o que en pleno 2021 no haya un plan universitario de atención y gestión de esta realidad, en una institución con más de 35.000 alumnos matriculados. Creemos que una iniciativa como la nuestra enriquece el perfil y las opciones de esta institución y va intentando abrirla a nuevas sensibilidades con las que una parte importante de su alumnade, y  su personal, tanto PDI como PAS se siente identificade.

Y no, no es casualidad que no haya representantes de la ingeniería, arquitectura, ciencias del deporte o diseño de moda en nuestro comité científico: tanto para la primera edición del congreso, que celebramos en 2019, como para esta, nos pusimos en contacto con especialistas de estas áreas (lo que fue un verdadero reto, puesto que no es tan sencillo dar con académicos que se ocupen de cuestiones LGTBIQ+ en estas disciplinas) y lamentablemente, no obtuvimos ningún tipo de respuesta.

La composición y creación del comité científico ha buscado incluir perfiles diversos, dentro y fuera del mundo académico, en el que haya personas expertas y reconocidas en el mundo académico por su trabajo o perfil en cuestiones LGTBIQ+. Nuestra asociación no nació ligada a una universidad en particular, sino para generar un espacio de conexión e impulso interdisciplinar a una academia más LGTBIQ+, que quiere sumar junto a otras iniciativas, personas y proyectos que reman en el mismo sentido, como la Conferencia PRISMA o los distintos programas de máster y posgrados en estudios LGTBIQ+ que han surgido en los últimos años en el ámbito universitario español, por ejemplo.

En cualquier caso, sí que hay secciones de la Universidad Politécnica que nos han brindado su apoyo y que se encuentran muy implicados en que MariCorners sea una realidad: la Unidad de Igualdad, la Biblioteca y, por supuesto, la ETSAM, que nos cede el espacio, han demostrado tener una gran sensibilidad y generosidad con nuestra iniciativa. Además, el departamento de Lingüística Aplicada a la Ciencia y la Tecnología, el único de la UPM que imparte docencia en todos sus grados, también participa en la organización de MariCorners

Por último, también me gustaría apuntar que, aunque no contamos, por desgracia, con la implicación de académicos de la UPM en el comité científico, sí que hemos recibido propuestas relacionadas con ámbitos de conocimiento que se imparten en la universidad, como las ciencias del deporte o el urbanismo. Y el congreso también está catalogado como actividad acreditable de libre configuración para todo el alumnado de la universidad, lo que lo integra en la oferta docente de la institución.

En definitiva: consideramos que la UPM está más presente en el engranaje organizativo del congreso y que, del mismo modo, el congreso enriquece la oferta de actividades de la institución y pone en el mapa una serie de realidades e identidades que quizá todavía no cuenten con la consideración que merecen en una institución de esta envergadura. Y algo importante que me gustaría reseñar para quienes critican la sostenibilidad de este tipo de iniciativas: el coste que implica la celebración de este congreso para la UPM se limita al que conlleva la utilización de espacios y la impresión de la cartelería. Nada más. Es posible hacer congresos académicos con cientos de personas inscritas procedentes de más de una veintena de países de forma autosostenible, y MariCorners es una prueba de ello.

P ¿Cuál es el objetivo que se ha marcado para la segunda edición de este Congreso?

R
- El principal, y aunque suene a obviedad, es poder celebrar el congreso en sí, que estaba previsto para octubre de 2020 y hemos tenido que retrasar varias veces por culpa de la pandemia. El mero hecho de que la cita vaya a tener lugar en modalidad híbrida (telemática y presencial) ya es todo un logro para quienes lo organizamos. Además de esto, creemos que es la edición de nuestra consolidación como foro académico referente de estudios LGTBIQ+ en español: hemos doblado el número de propuestas recibidas, y casi de personas inscritas, con respecto a nuestro estreno en 2019. Nuestro objetivo es afianzar la cita y, dada la situación actual, que se desarrolle garantizando todas las medidas de seguridad sanitaria.

Maricorners

P-¿Cuáles son los principales retos que afronta el colectivo LGTBIQ+?

R-. Como es un tema complejo, queremos tener cautela y señalar algunos puntos que, desde nuestro punto de vista, son cruciales:

- La aprobación y puesta en marcha de legislaciones específicas que garanticen los derechos de las personas trans. Esto supondría el impulso de una ley específica que recoja las reivindicaciones y peticiones específicas esgrimidas por las propias personas trans, sin rebajas ni reacomodaciones en otras propuestas legislativas. La posición de MariCorners en este sentido es clara y por eso apostamos por inaugurar el congreso con la plenaria de la doctora en derecho, Marina Sáenz, primera mujer trans caedrática de universidad de nuestro país.
- El retroceso en derecho y en seguridad por el aumento de los discursos de odio desde la esfera política. La LGTBIfobia y los discursos de odio no son ni una novedad ni un hecho aislado. Hechos recientes como el asesinato de Samuel a gritos de ¡Maricón! o la polémica en torno al suceso de Malasaña, han avivado el debate público y político en torno a las agresiones LGTBIfóbicas. Lo que no es debate son las cifras de agresiones y delitos de odio, que crecen paulatinamente en las estadísticas de los últimos años,  pero que las personas LGTBIQ+ sufrimos de forma cotidiana y directamente en nuestro día a día. Nuestra tranquilidad y nuestras vidas no son motivo de discusión ni de opinión en tertulias periodísticas o columnas de opinión.
- Un debate profundo y sosegado de nuestra definición como colectivo y de cuáles son nuestros retos sociales, políticos y culturales.
- La reivindicación abierta y sin tapujos de los derechos de las personas LGTBIQ+ migrantes, racializades, refugiades, con diversidad funcional o dificultades socioeconómicas específicas. No podemos promover espacios de inclusión que incluyan solo a las personas LGTBIQ+ que gozamos de una posición más privilegiada o acomodada, dejando de lado otras necesidades específicas.
- Visibilizar la existencia de las personas no binarias y su inclusión en el ordenamiento jurídico español.

P-¿La Universidad como institución es sensible a la problemática del colectivo LGTBIQ+?

R- En general lo va siendo, pero no hay que bajar la guardia. En el caso específico de la UPM, hay mucho por hacer. Hay muchas personas que desde dentro de la Academia luchan cada día para que crear un espacio más seguro y abierto para las personas y cuestiones LGTBIQ+. No obstante, falta un desarrollo efectivo de protocolos de diversidad de género y orientaciones afectivosexuales en todas las universidades españolas, así como una mayor formación, accesible y abierta, para el personal universitario. En cuanto a la investigación y la docencia, en los últimos años han aparecido los primeros programas específicos en cuestiones LGTBIQ+, pero todavía queda un largo camino por recorrer en este sentido: la visibilización del trabajo y la presencia de académiques LGTBIQ+, su labor investigadora desde hace décadas, la inclusión de cuestiones y perspectivas de diversidad sexogenérica en los planes de estudio de manera amplia y no como cuestiones anecdóticas.

P-En tu opinión, ¿cuáles son los problemas más relevantes que se encuentra el colectivo que representáis en el mundo universitario?

R- Enlazándolo con nuestra respuesta anterior, hay dos polos principales en los que deberíamos actuar: por un lado, como personas LGTBIQ+, debemos afrontar la posible discriminación laboral, la armarización y LGTBIfobia. La universidad debe ser un espacio seguro para cualquier persona, independientemente de identidad de género o su orientación sexual. No podemos olvidar tampoco que en el caso de muchas personas LGTBIQ+, a estas dificultades se suman otras cuestiones económicas, laborales, raciales o educativas que dificultan un acceso real al espacio universitario y que muchas veces están directamente relacionadas con su realidad sexogenérica.

Por otro lado, como personas que investigamos cuestiones LGTBIQ+, debemos seguir reivindicando y apostando por su centralidad y reclamar nuestro espacio fuera de los márgenes disciplinares. Esto empieza por visibilizar la ausencia de foros especializados, pero también por reivindicar el trabajo de quienes desde hace décadas han trabajado en estos temas y quienes en el presente, desde distintos ámbitos, generamos redes y foros de discusión en espacios y entornos no siempre abiertos a ello.