Una propuesta de la UPM, nuevo milestone del IEEE

El telégrafo eléctrico de Salvá y Campillo ha sido reconocido por el IEEE como hito histórico mundial. La propuesta surgió del profesor Antonio Pérez Yuste, miembro sénior del IEEE y profesor de Ingeniería de Telecomunicación en la Universidad Politécnica de Madrid.

26.11.18

El comité de historia del IEEE (Institute of Electrical and Electronics Engineers) ha decidido distinguir el telégrafo eléctrico de Salvà como milestone, es decir, como hito histórico en la historia de la ingeniería. No sólo como precursor del telégrafo, sino también por su propuesta de telegrafía sin hilos. El nombre de Salvà, el segundo milestone español, estará inmediatamente después del de otros inventores como fueron Benjamin Franklin, por el pararrayos, y Alessandro Volta, por la pila eléctrica.

La propuesta surgió del capítulo español del instituto, concretamente de Antonio Pérez Yuste, miembro sénior del IEEE y profesor de Ingeniería de Telecomunicación en la Universidad Politécnica de Madrid. Perteneciente al Departamento de Teoría de la Señal y Comunicaciones de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Sistemas de Telecomunicación de la UPM, el profesor Pérez Yuste también investigó, documentó y propuso el milestone de Torres Quevedo, el primero otorgado a un español. El ingeniero Leonardo Torres Quevedo fue reconocido en 2007 por el desarrollo del «telekino» -presentado en la Academia de Ciencias de París-, un sistema para controlar los globos tele-dirigibles a distancia, mediante ondas hertzianas; así no se ponía en riesgo ninguna vida.

Salvá y Campillo

El médico barcelonés Salvà i Campillo (1751-1828), un ilustrado que estaba al corriente de los avances científicos y técnicos de su momento, propuso soluciones precursoras e innovadoras en varios campos, entre ellos, el de la incipiente telegrafía: el conocimiento y utilización de la electricidad en las comunicaciones. Samuel Morse hizo la demostración pública de su telégrafo en 1833.

El 16 de diciembre de 1795, Salvà presentó en la RACAB (entonces Real Academia de Ciencias Naturales y Artes) –que contaba entonces con cuarenta años de existencia– la memoria «La electricidad aplicada a la telegrafía». Y en 1804, en la misma RACAB, presentó un prototipo de telégrafo hecho con una pila de Volta (recientemente inventada) en lugar de una botella de Leyden, para «almacenar» la electricidad, conectada a veintidós pares de hilos, cada uno empleado para transmitir una letra o un carácter. En la RACAB se conservan las facturas de los hilos de cobre que compró para fabricar el prototipo de telégrafo.

Las reflexiones de Salvà fueron más allá. Propuso que los cables del telégrafo eléctrico se podrían reducir aplicando un código de caracteres. Que se podría proteger el cable para comunicar Alicante y Mallorca; y que la posibilidad de aprovechar la carga iónica del agua de mar, permitía concebir una telegrafía sin hilos.

Profesionalmente, Salvà i Campillo era médico y en el ejercicio de su profesión contribuyó a estudiar los resultados de la vacunación contra la viruela, hecho que le valió un premio de la Société Royale de Médecine, de París. Fue también profesor de la Academia Medicopràctica de Barcelona (hoy Real Academia de Medicina de Cataluña), que él contribuyó a crear.

Para relacionar la aparición de epidemias con el tiempo, recopiló datos meteorológicos diarios durante más de cuarenta años desde su casa de la Calle de Petritxol , donde una placa le recuerda. También participó en demostraciones de globos aerostáticos y diseñó un submarino; y acompañó a Pierre Méchain en la determinación de la longitud del meridiano de Dunkerke-París-Barcelona, que más tarde fue utilizado para la definición del metro como unidad de longitud.

El Museo Alemán de Obras Maestras en Ciencia y Tecnología de Múnich le considera el constructor e inventor del primer cable de telecomunicación. El Colegio de Ingenieros en Informática de Cataluña otorga el Premio Salvà i Campillo, que reconoce a los profesionales del sector. Ahora, Salvà es reconocido por el IEEE.