Cultivar biodiversidad

La UPM participa a través del Laboratorio de Protección de Cultivos de la ETSI Agrónomos en la Operación Polinizador, iniciativa europea para incrementar la biodiversidad del entorno agrícola.

06.09.10

Los polinizadores tienen un gran valor tanto para los cultivos, ya que el 80% dependen de ellos, como para la mayor parte de los ecosistemas naturales. No obstante, su número y riqueza han disminuido en todo el mundo en los últimos años, debido a factores derivados de algunas prácticas agrícolas (plaguicidas, monocultivo, etc.) que interfieren en ellos, así como a la proliferación de zonas urbanas que reducen drásticamente su hábitat natural y también a todo tipo de contaminación fruto de la actividad humana.

biodiversidadAnte esto, la Unión Europea puso en marcha la Operación Polinizador, una iniciativa que tiene la finalidad de incrementar la biodiversidad del entorno agrícola con buenas prácticas medioambientales como el aumento de diversidad, principalmente en los márgenes de cultivo, para favorecer su reproducción.

En España, el proyecto está liderado por la compañía Syngenta Agro, el proyecto participa la Universidad Politécnica de Madrid, a través del Laboratorio de Protección de Cultivos de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas desde el Centro de Ciencias Medioambientales. La iniciativa pretende potenciar la aparición de polinizadores en nuestros campos, dedicando los márgenes de los cultivos a la plantación de praderas que favorecen el desarrollo de estos insectos.

Una jornada en la Finca del CSIC La Poveda, en Arganda del Rey, Madrid, reunió a investigadores para evaluar los primeros resultados de los ensayos de la Operación Polinizador. Catedráticos e investigadores implicados en estos ensayos valoraron muy positivamente estación, aunque también pusieron de manifiesto que sin el apoyo de la administración a los agricultores para que “cultiven biodiversidad” no se podrán extender estas buenas prácticas medioambientales.

La Operación Polinizador se puso en marcha en 2009 en varios países de Europa, con el fin de estudiar cómo fomentar la aparición de polinizadores. La idea es que con una correcta planificación y estudio de las praderas ideales para fomentar la aparición y el desarrollo de insectos polinizadores y destinando un pequeño porcentaje de las parcelas dedicadas a los cultivos (entre el 2 y el 6%) a este tipo de praderas (normalmente en los lindes del cultivo), se puede aumentar la biodiversidad, ayudar a la sostenibilidad de los cultivos y ser productivos y eficientes en el uso de los recursos naturales.

España es uno de los países europeos donde se está llevando a cabo esta iniciativa, liderada por la compañía Syngenta Agro y que cuenta con la colaboración de centros de investigación, industria agroalimentaria y agricultores. En concreto, existen ya cinco fincas donde se está experimentando: una en Madrid sobre cebada, otra en Málaga sobre sobre olivar, dos en Murcia sobre lechuga y hortícolas de hoja, y una más en Almería, sobre hortícolas. En el encuentro celebrado en La Poveda, en Arganda del Rey (Madrid) se conocieron los avances de los ensayos realizados en esta finca del CSIC.

Entre las conclusiones del encuentro, los investigadores destacaron tres aspectos fundamentales: que este tipo de iniciativas para fomentar la biodiversidad son muy importantes para lograr una agricultura intensiva sostenible; que la colaboración entre empresa privada y centros de investigación es vital para asegurar la eficacia y veracidad de estos ensayos y, por último, que sin el apoyo claro de la Administración para ayudar a los agricultores a “cultivar biodiversidad” no se podrán implantar estas buenas prácticas.

El ensayo que se lleva a cabo en las parcelas de cebada de La Poveda está asesorado y dirigido por prestigiosos científicos e investigadores. Son Elisa Viñuela, catedrática de Entomología Agrícola de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de madri; Alberto Fereres, profesor de investigación del CSCI y director del Centro de Ciencias Medioambientales, y César Fernández-Quintanilla y José Dorado, profesor de investigación y científico titular, respectivamente, del grupo de Ecología de Malas Hierbas del CSIC.

Importancia clave de los polinizadores

En el encuentro, la catedrática de la UPM Elisa Viñuela remarcó el enorme valor de los polinizadores, ya que el 80% de los cultivos dependen de ellos, así como la mayor parte de los ecosistemas naturales. Prueba de ello, señaló, es que “en 1997 se estimó que el valor económico de la polinización, por su beneficio al ecosistema, que rondaba los 117 billones de dólares americanos, lo que deja clara su importancia”. Según la profesora, no se puede cuantificar cuánto está bajando el número de polinizadores en el mundo, pero si está claro que ciertas prácticas agrícolas, la proliferación de zonas urbanas y las contaminaciones de todo tipo están afectando a estos insectos tan sensibles.

En este contexto, Elisa Viñuela considera “fundamental y muy positiva” la iniciativa de Syngenta a nivel de la Unión Europea “ya que hemos disminuido mucho la biodiversidad de nuestro entorno y todo lo que sea fomentar la biodiversidad a través de la agricultura es una manera estupenda de favorecer el paisaje y el entorno agrícola a la vez que se favorece que la fauna de la zona se conserve también. Nosotros asesoramos y vemos si las cubiertas que estamos probando son buenas o no para favorecer esta fauna”. Sin embargo, Elisa Viñuela también valoró como clave el papel de la Administración, que “se tiene que implicar para que el proyecto tenga éxito, ya que si no el agricultor que tiene un negocio no puede perder su tiempo y su dinero en poner estos márgenes, por lo que hay que dar algún tipo de ayuda para extender esta iniciativa, por el bien de toda la sociedad”.

Aún es pronto para tener resultados concluyentes de los ensayos practicados en la finca La Poveda, ya que se iniciaron en noviembre de 2009. Hasta el momento, se ha comprobado que en la cubierta que se ha sembrado hay mucha fauna, mucho polinizador, así como insectos y no se ha observado nada negativo hasta ahora. Queda, no obstante, bastante por investigar en cuanto a qué plantas son mejores para crear la pradera, cómo rebrotarán las cubiertas, qué coste tendrán estas praderas y cómo se sembrarán, etc. Recordemos que existen diversos tipos de plantas polinizadas por insectos, con diversos mecanismos y sistemas de atracción, así como cinco órdenes de insectos polinizadores, correspondiendo la mayor importancia a los Hymenoptera Apoidea, que incluyen abejas y abejorros. En estos ensayos se analizan tanto las diversas plantas que componen la pradera, como los tipos polinizadores que aparecen en el número de cada especie por medio de observación directa y capturas.

Colaboración investigadores y empresas

Por su parte, Alberto Fereres, como director del Centro de Ciencias Medioambientales y director del Instituto de Ciencias Agrarias del CSIC, destacó la importancia de la colaboración entre las grandes compañías de sanidad vegetal y los centros públicos de investigación, una relación que se ha potenciado en los últimos años. “Las líneas de investigación de las grandes compañías y de los centros de investigación están convergiendo, ya que las empresas están interesadas en integrar todos los sistemas de lucha contra las plagas y esto nos ha acercado mucho en el desarrollo de sistemas de Gestión Integrada de Plagas”, explicó. En este marco de colaboración, el profesor Fereres subrayó que “una iniciativa como la Operación polinizador es muy positiva para todos, empresas, agricultores, investigadores y la sociedad en general, ya que potencia algo tan importante como la biodiversidad y es necesario que todos apoyemos estas cuestiones”.

Para el investigador del CSIC, la biodiversidad funcional ofrece importantes ventajas o servicios para los agro-ecosistemas y para los agricultores, como retención de agua, purificación de agua y aire, mantenimiento de la fertilidad de los suelos, prevención de plantas y enfermedades de los cultivos y potenciación de insectos polinizadores. En este contexto, el manejo de los lindes de los cultivos para fomentar la biodiversidad e incluso favorecer el control biológico de las plagas y enfermedades es muy interesante de cara al agricultor y a la búsqueda de la sostenibilidad.

Condiciones para una buena pradera

Otro investigador del CSIC, José Dorado, del grupo de Ecología de las Malas Hierbas, ha valorado también positivamente este proyecto. “En principio, reconoce, parece realmente interesante que una empresa privada esté concienciada para fomentar la biodiversidad y la utilización de espacios agrícolas para ocuparlos por especies castigadas por la agricultura intensiva, y sería bueno que la Administración se sumase a esta iniciativa de Syngenta, circunstancia imprescindible para que pueda extenderse entre los agricultores”.

Sin embargo, tanto el doctor Dorado como su compañero de equipo César Fernández Quintanilla, se manifestaron con cautela ya que creen que se necesitan al menos dos años para poder sacar conclusiones importantes que puedan generalizarse en los diversos cultivos y zonas. En cualquier caso, José Dorado resumió las claves para crear una buena pradera que potencie la aparición de polinizadores. “En primer lugar, las especies que se siembren han de ser atractivas a los insectos. Estas especies deben estar adaptadas a las zonas donde se van a cultivar, además deben ser especies competitivas para poder “luchar” contra malas hierbas autóctonas, con la condición, por otro lado, de no tener un comportamiento sumamente agresivo, lo que supondría un problema par el cultivo. Como es lógico, debe haber disponibilidad suficiente de semilla de estas especies y deben ser plantas que favorezcan a una fauna útil y no a insectos perjudiciales que pudieran suponer la aparición de plagas”, concluye.

En el ensayo de La Poveda se han sembrado dos márgenes a cada lado de una parcela de cebada, con una pradera compuesta por diferentes tipos de plantas, diferenciadas por el tamaño de la semilla. Se han sembrado flores de semilla pequeña, flores de semilla grande y una mezcla de ambos tipos de semilla. En estos meses se ha visto claramente que las mezclas de semillas de tamaño grande han funcionado bien y han creado una pradera muy consistente y en la que se ven bastantes polinizadores, mientras las mezclas de semilla pequeña no han funcionado bien y han sido colonizadas por malas hierbas. Esto es positivo, ya que la mezcla de semillas grandes es más fácil de implantar, pues se puede hacer más fácilmente con una sembradora convencional.

Tras la visita al campo y viendo el gran número de polinizadores y otros insectos en las praderas bien implantadas, parece viable conseguir el principal objetivo de esta Operación Polinizador: la consecución de resultados que demuestren que se puede potenciar la presencia de polinizadores con acciones sencillas, bien planificadas a nivel agronómico y con la implicación activa de agricultores, técnicos y demás actores del sector.

Después habrá que hacer un importante esfuerzo para divulgar esos resultados y, finalmente, no menos importante, para conseguir el apoyo de las administraciones en forma de subvenciones medioambientales a este tipo de actividades en una cuantía que compense al agricultor el gasto del cultivo de biodiversidad y valore en su justa medida el impacto positivo obtenido. No es lo mismo dejar una zona sin cultivo que desarrollar un programa con unos objetivos y unos medios para llevarlo a cabo que, además favorecen a toda la sociedad.