La UPM inaugura el XIII Ciclo de Conferencias sobre Humanidades, Ingeniería y Arquitectura

Una conferencia sobre Isaac Albéniz abre una nueva edición de este ciclo, organizado por la Universidad Politécnica de Madrid con el objetivo de fomentar la formación integral de sus estudiantes.

La Universidad Politécnica de Madrid ha inaugurado la decimotercera edición del Ciclo de Conferencias sobre Humanidades, Ingeniería y Arquitectura, con la ponencia “Isaac Albéniz, un músico español con acento universal”. La conferencia, pronunciada por José Ramón Tapia, profesor titular de la ETSI de Telecomunicación de la UPM, fue un homenaje anticipado a la figura de Isaac Albéniz ante la celebración, el próximo año, del centenario de su fallecimiento.

XIII Ciclo de Conferencias sobre Humanidades, Ingeniería y ArquitecturaErnestina Menasalvas, vicerrectora de Doctorado y Postgrado de la UPM, inauguró el ciclo acompañada por su coordinador, el profesor Atanasio Lleó. La Universidad Politécnica de Madrid organiza desde hace doce años estas conferencias que tratan de relacionar la Ciencia, Ingeniería y la Arquitectura con áreas de las Humanidades como la Filosofía, el Arte, la Música o la Literatura, con el objetivo de completar la “formación integral de sus estudiantes”, indicó la vicerrectora de la UPM.

El Ciclo se extiende a lo largo del curso académico, con una variada temática desarrollada por relevantes especialistas. El enigma eterno de las galaxias, el origen de la televisión o los logros de la mujer en la comunidad científica son algunos de los temas que se desarrollarán durante el primer trimestre, programado de octubre a diciembre de 2008.

Las conferencias tendrán lugar en el Paraninfo de la Universidad Politécnica de Madrid, siempre en miércoles, a las 19:30 horas. Está especialmente dirigido a profesores, estudiantes y, en general a todos aquellos interesados en la Cultura. La entrada es libre.

Isaac Albéniz, un músico español con acento universal. José Ramón Tapia

XIII Ciclo de Conferencias sobre Humanidades, Ingeniería y ArquitecturaIsaac Albéniz (1860-1909) es reconocido y admirado como uno de los compositores españoles de mayor valía. El próximo año se cumple el centenario de su fallecimiento, por lo cual este acto pretende constituir un recuerdo y un homenaje anticipado a su figura.

Probablemente a causa de su temprana proyección internacional, las principales aportaciones al estudio de la vida y de la obra de Albéniz se deben no tanto a sus compatriotas como a estudiosos hispanistas. Así, sus biografías clásicas son las de Henry Collet y Gabriel Laplane, obras muy apreciables por cuanto evidencian una devoción sincera por Isaac Albéniz, pero ya muy envejecidas y ayunas de un planteamiento científico. Esas limitaciones han sido felizmente superadas por la reciente publicación de un estudio bien documentado del Prof. Walter A. Clark.

La obra de Albéniz encierra algo bastante más genuino y mucho más complejo de lo que se conoce como “Nacionalismo musical”, gracias a la fascinante combinación de una depurada técnica pianística, formada sólidamente en el estudio de los clásicos, junto a un talento creador extraordinario, capaz de asimilar con voz propia todas las experiencias musicales allá donde estuvo.

El estudio de la obra albeniciana ha experimentado grandes avances en los últimos años. Se debe destacar a este respecto la precisión y el rigor científico de las investigaciones del Prof. Jacinto Torres del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, autor de numerosos trabajos, en especial del Catálogo sistemático descriptivo de sus composiciones, así como de la recuperación y la edición crítica de otras menos conocidas y peor valoradas, como son sus canciones o sus obras escénicas. Baste señalar a este respecto la presentación en 2003 de la ópera Merlin en el Teatro Real a cargo del responsable de su recuperación, el maestro madrileño José María de Eusebio, que ha sido grabada, tanto en soporte CD como en DVD, por compañías discográficas de primer nivel internacional.

Suele atribuirse a Felipe Pedrell el mérito exclusivo de haber sido el impulsor de la corriente nacionalista en la música española, pero Albéniz fue el primero en llevar a la práctica esa difusión y valoración de la música fuera de nuestras fronteras que, si acaso imaginada por algunos, nadie acertó a cristalizar hasta bastantes años después.

Según su sobrino Víctor Ruiz Albéniz, el propio compositor solía expresar su idea en estos términos: “Hay que hacer música española con acento universal para que pueda ser entendida por todo el mundo”. Esta frase resume sucintamente la naturaleza de la música de Albéniz.

Además de definir el Romanticismo español en materia musical, Albéniz ejerció considerable influencia en otros compositores españoles, como Falla o Turina. En contra de la falsa imagen que se ha venido proyectando de él, Albéniz no sólo fue un virtuoso del piano que componía para ese instrumento y no sabía orquestar. Sus canciones para voz y piano –escritas sobre poemas salidos de la pluma de Gustavo Adolfo Bécquer, Pierre Loti, Alfred de Musset o Jean de la Fontaine o Francis B. Money Coutts– muestran a un Albéniz que tiende hacia un gran intimismo, alejado de las exageraciones o el manierismo operísticos, con un pathos extraordinario y sus obras escénicas –Pepita Jiménez, The Magic Opal, Henry Clifford, San Antonio de la Florida y Merlin–, felizmente recuperadas en la última década, han permitido constatar la valía de Albéniz como compositor lírico.

En el campo pianístico su obra magna es la Suite Iberia, en relación con la cual el genio de Albéniz resulta indiscutible. Aunque sus composiciones evocan las imágenes y la música de España, prefirió vivir lejos de su patria, de la que se sentía desarraigado: “España vive en una petulante ignorancia” (Albéniz, 1899). Isaac Albéniz falleció en 1909, en Cambó-les-Bains, una pequeña localidad del sur de Francia.