“Me encanta hacer magia solidaria”
Ricardo Poza, vinculado a la UPM desde 1997, trabaja actualmente en la ETS de Ingenieros Informáticos, una actividad que combina con su gran pasión: la magia.
13.01.16
La palabra magia tiene su origen en el antiguo persa, donde los sacerdotes eran denominados “magi”, raíz de lo que hoy conocemos como prestidigitación, ilusionismo o simplemente magia. “La magia es convertir lo imposible en posible, lo irreal en realidad, desafiando las leyes naturales de la física y de la propia vida”. Así es para Ricardo Poza Martínez, personal de Administración y Servicios de la UPM y conocido artísticamente como “Mago RIQUI”.
Vinculado a la Universidad Politécnica de Madrid desde 1997, ha ocupado distintos puestos. Primero en el Rectorado, en la Oficina de Transferencia de Tecnología (OTT), luego en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Informáticos, en el Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos y, hoy, en su Secretaría de Alumnos.
Durante cuatro años se formó en la Gran Escuela de Magia de Ana Tamariz, de la que salió convertido en ilusionista y mago. Actualmente preside la Asociación Mágica Española. Ricardo entiende la magia como la forma de aprender del arte y del conocimiento, para expresar se a través de sus efectos mágicos y, lo más importante, a través del entretenimiento. “No se puede pedir más: aprender entreteniendo a los demás es maravilloso”, afirma.
¿Cuándo empezó a sentir una inquietud especial por la magia? Desde pequeño, pero me pasó como a otros compañeros magos: que en aquella época era muy difícil acceder al aprendizaje y práctica de este arte. Transcurrían los años y, por una u otra razón, siempre lo iba dejando pasar. Cuando mis hijos crecieron y tuve más tiempo libre, surgió la oportunidad de meterme de lleno en este maravilloso mundo.
Aunque empecé muy tarde y por casualidad, lo hice con muchas ganas e intensidad.
¿Cómo fue su experiencia en la Gran Escuela de Magia de Ana Tamariz? Estuve cuatro años aprendiendo, estudiando, practicando, actuando ante el público, formándome y, sobre todo, disfrutando como nunca de la magia. Fue una experiencia inolvidable y me enriqueció como persona, teniendo la gran suerte de conocer a formidables magos, tanto a nivel nacional como internacional. Adquirí conocimientos de magia de cerca, de salón, de escenario e incluso algo de grandes ilusiones. Sin olvidarnos de las artes afines a la magia, como los malabares, las sombras chinescas o la ventriloquia. Lo que más estudiamos fue cartomagia, por el gran mago Juan Tamariz, con su multitud de técnicas y movimiento, y también la especialidad del mentalismo. Esta última es mi preferida y en la que estoy especializado pero, paradójicamente, la que menos practico. Estudiamos todas las ramas del arte de la magia, como magia infantil, cómica o de humor y magia en general. Pero con la que más disfruto es con la infantil: es el público más difícil pero, a la vez, el más agradecido. Aunque soy feliz trabajando para todo tipo de espectador y en cualquier lugar.
¿Cómo definiría su magia? Trabajo en magia de cerca, de salón o escenario. Hago mucha cartomagia y micromagia. El tipo de magia que utilizo es la general (familiar) y la infantil, siendo siempre muy participativa y con mucho humor: que la sonrisa no falte en el espectador durante todo el show. Además, me encanta hacer magia solidaria.