Urbanismo con criterios de sostenibilidad ecológica, económica y social

El profesor de la UPM Luis Basabe verá realizado su proyecto para el barrio vienés de Meidling, premiado con el Holcim Award Bronze 2014.

13.10.14

Transforman ciudades, las humanizan, las hacen más eficientes y emplean nuevos materiales menos contaminantes. Son pioneros de un nuevo urbanismo que les ha valido la distinción de la Fundación Holcim en el campo de la construcción sostenible. Años de investigación basados en estos principios han llevado a Luis Basabe, profesor de Proyectos Arquitectónicos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), junto a sus compañeros de profesión Enrique Arenas y Luis Palacios, a concebir un innovador plan de urbanismo para el barrio vienés de Meidling,  premiado con el Holcim Award Bronze 2014, entre los 6.000 candidatos de 152 países que se presentaban.

El proyecto, denominado GartenStadt 2.0, propone crear un espacio “profundamente” ecológico en conjunción con un amplio grupo de expertos locales en movilidad, energía, paisajismo y sociología. Ha obtenido la aprobación inicial del Ayuntamiento de Viena y sus primeros edificios empezarán a construirse a principios de 2016.

Materiales biodegradables y mayor eficiencia energética

La propuesta se apoya en investigaciones sobre sostenibilidad, basada en una mayor eficiencia energética, materiales biodegradables, espacios más creativos para el ciudadano, redes sociales, etcétera. La sostenibilidad ecológica, económica y social son las líneas argumentales sobre las que se basa esta actuación, cuya idea inicial también fue premiada en el concurso European 10, en 2009.Según Basabe,  el proyecto “busca ser altamente sostenible” en los tres frentes referidos.

“Ecológicamente lo llamamos porosidad. Esto quiere decir que el proyecto no sustituye a los ciclos y ecosistemas naturales, sino que se superpone a ellos con altos niveles de respeto. Por ejemplo, nuestro barrio deja una enorme superficie en forma de pradera salvaje, de mínimo mantenimiento, para respetar la biodiversidad existente”.

La propuesta de producir un entorno prácticamente libre de coches también es central en el plan, y ha sido reconocida como una contribución especialmente importante a la sostenibilidad del proyecto. Para ello, el equipo de arquitectos ha contado, además, con expertos de primer nivel en Austria.

Socialmente,  el proyecto apuesta en gran medida por la diversidad, que pasa a ser uno de los valores más nucleares del barrio.  Propone una disolución del generalizado dualismo público-privado con la inclusión de superficies comunitarias, fácilmente gestionables por la comunidad.

Los arquitectos afirman que el proyecto económicamente también es sostenible, ya que han apostado por un modelo muy diversificado de escalas de inversión, que permitirá a diferentes actores urbanos (promotoras, cooperativas, grupos e, incluso, individuos) participar no solo del uso de la ciudad, sino también de su producción y los beneficios que eso conlleva.

“La crisis energética actual y la venidera van alejando poco a poco los antiguos conceptos del desarrollismo que imperaban en épocas antecedentes, hasta intentar que en la actualidad las ciudades sean más sostenibles y sus gestores se planteen cómo conseguir el máximo rendimiento de los recursos con el mínimo consumo y el menor impacto en el entorno”, declara Basabe. “Para que esto se produzca, la innovación es el catón para conseguirlo”.

El equipo ha aplicado esa necesaria innovación en profundidad.  Desde el primer momento, los arquitectos pensaron que el objetivo inicial del proyecto era ser capaces de producir la ciudad como un proceso, y no como un producto cristalizado, “as it is”. “Esta meta, aparentemente sencilla, nos ha obligado a repensar todos los pasos del proyecto, y ha sido una poderosa fuente de innovación. De ahí viene, por ejemplo, la necesidad de introducir una enorme diversidad de escalas de intervención en un único tejido urbano, que se convierte en una de las principales señas de identidad del proyecto”, indica el profesor de la UPM.

La introducción del “elemento comunitario” para romper el falso dualismo público-privado ha sido también algo “extremadamente fructífero”, que les ha llevado a “desarrollar conceptos y soluciones innovadoras”.

En diez años las ciudades han cambiado más que en toda la historia

Sobre los nuevos retos que la arquitectura actual ha de tener en cuenta, como la movilidad urbana, la regeneración y el confort urbano o la reducción de la contaminación acústica, Basabe resalta que las ciudades han cambiado más en las últimas décadas (cuantitativa y cualitativamente) que en el resto de su historia. “Es un proceso que sigue en continua aceleración. Los inmensos problemas y cuestiones que está planteando esta nueva urbanidad global, con conurbaciones de más de 20 millones de habitantes, conexiones infraestructurales que ya cubren todo el globo, etcétera, están exigiendo respuestas mucho más complejas por parte de todos los implicados en la producción de la ciudad, ya sean arquitectos u otros de los muchos agentes vinculados”.

“Creo que el cuento de los edificios de autor era muy parecido al del traje nuevo del emperador, pero ya ha caído casi por completo, no solo en el ámbito académico, sino incluso en la propia opinión pública. Pero también opino que hay que librarse de conceptos como el de arquitectura de vanguardia, que no es sino el progenitor del anterior”, añade Basabe. “Que la innovación es esencial a la arquitectura y la ciudad queda fuera de toda duda, pero creemos que debe ser un concepto mucho más volcado en la propia arquitectura que en su autoría. Afortunadamente, asegura, la presencia de arquitectos españoles premiados y la demanda de obras a nivel internacional demuestra su compromiso con una arquitectura evolutiva. Nuestros arquitectos están hoy día considerados entre los mejores de Europa, incluso del mundo”.