“La producción ganadera se enfoca ahora más en la sostenibilidad”

El catedrático de la ETSIAAB Gonzalo González Mateos, referente internacional en nutrición animal, recibe el Premio de Investigación de la UPM.

03.02.2020

Gonzalo González Mateos, catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB), es un referente internacional en el campo de la nutrición animal. En el reciente acto de la festividad de Santo Tomas de Aquino, recogió el Premio de Investigación de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), concedido en reconocimiento a su carrera. Quien es el investigador español con mayor impacto en su área de conocimiento, aunque reunía méritos evidentes para el galardón, no andaba tan sobrado en cuanto a uno de los requisitos pese a estar próximo a jubilarse: contar con más de 25 años de ejercicio en la UPM.

Doctor ingeniero agrónomo y doctor en veterinaria, González Mateos trabajó en la industria, tanto en España como en EE UU, antes de ingresar en 1993 en el claustro de profesores. Le animó a dar el paso Carlos de Blas, catedrático jubilado el año pasado y anterior ganador del mismo premio. Tras elogiar a su colega por el “buen trabajo” que realizó al frente del antiguo Departamento de Producción Animal, destaca el “gran mérito” que supone que en dos ediciones consecutivas hayan obtenido el galardón sendos profesores “no solo de la misma escuela sino del mismo grupo”.

“Carlos de Blas vio que había necesidad de potenciar la relación con la empresa y eso es lo que yo he hecho”, indica. “Muchos de mis doctorados, casi el 40%, son de la industria. No son lo que yo llamo estudiantes profesionales, sino gente que está en la industria, la cual colabora con nosotros de una forma u otra y aprovecha para hacer el doctorado”. Añade que por ello sus áreas de investigación van cambiando constantemente. “No hemos hecho ninguna tesis doctoral que no estuviera relacionada con las necesidades de la industria”. Por esta misma razón, se muestra especialmente orgulloso de su trabajo continuado en la elaboración de las tablas sobre composición de alimentos que publica la Fundación Española para el Desarrollo de la Nutrición Animal (FEDNA), las más utilizadas por el sector en España.

La clave hace 25 años consistía en “producir barato porque la gente lo que quería era consumir productos cárnicos”, recuerda. “La población de ahora ha cambiado, también cómo miramos la producción ganadera. Te enfocas más en cómo producir de una forma sostenible”. Y esto implica atender lo que denomina “necesidades sociales”. Identifica tres: no contaminar, garantizar la seguridad alimentaria y procurar el bienestar animal.

Si hace tiempo “daba lo mismo” el uso de contaminantes como el fósforo y el nitrógeno “porque ahorrabas”, ahora la fabricación de piensos se formula con límites máximos para esos elementos. El profesor añade que lo mismo ocurre con la seguridad alimentaria. Cuando la esperanza de vida era menor, poco importaba “que te fueras contaminando” porque uno fallecía antes de cualquier otra causa. “Pero ahora la gente ya quiere vivir 100 años y eso implica cuidar la salud alimentaria”. Hay que evitar, por tanto, los metales pesados y los antibióticos, cuyo uso también se consideraba antes “bueno porque bajaba el precio” de la carne.

Para valorar el impacto de las medidas en favor del bienestar animal, menciona el caso de la producción de huevos. “Antes las gallinas estaban en jaulas y te facilitaba el trabajo; y ahora están en el suelo, lo que significa que hacen lo que ellas quieren, no lo que tú quieres. Esto te obliga a cambiar completamente el chip mental que tienes”. Señala que incluso la selección genética debe centrarse en que el pico no sea puntiagudo, pues ahora no puede cortarse, pese al riesgo de que las gallinas se maten entre ellas al usarlo como arma en las peleas.

Estas nuevas demandas marcan caminos distintos a la investigación. “No cambia el concepto, pero sí te cambia los medios. Por ejemplo, cada vez es más difícil hacer ensayos, pero no me parece mal tampoco, por mayores controles, cosa que antes no ocurría”, afirma González Mateos.  “Cambian las formas y, sobre todo, los objetivos, relacionados con la percepción del consumidor, que no está muy equivocado”.