Ciencia y empresa, una alianza imprescindible

La Universidad Politécnica de Madrid ha celebrado la jornada “Ciencia y Empresa, una alianza imprescindible”, organizada por la Fundación Gadea en colaboración con la Consejería de Ciencia, Universidades e Innovación de la Comunidad de Madrid con motivo del futuro desarrollo de la Ley de la Sociedad del Aprendizaje.

17.12.2020

La Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales (ETSII) de la UPM ha acogido la jornada Ciencia y empresa, una alianza imprescindible. Con estas jornadas la Consejería de Ciencia, Universidades e Innovación de la CM se plantea como objetivo formular públicamente y en términos constructivos el debate sobre la relación entre la universidad y la sociedad e implicar a los principales interlocutores del sistema universitario, científico, innovador, empresarial e inversor de la Comunidad en el proceso de elaboración de la ley.

En esta ocasión la jornada, coorganizada con la Fundación Gadea, se ha centrado en analizar cómo se puede mejorar la colaboración entre los organismos de investigación y las empresas para maximizar la creación de valor para la sociedad a partir del desarrollo del conocimiento científico.
El acto estuvo presidido por el consejero de Ciencia Universidades e Innovación, Eduardo Sicilia. En el acto inaugural le acompañaron: la directora general de Investigación e Innovación de la CM, María Luisa Castaño; la vicerrectora de Investigación, Innovación y Doctorado de la UPM, Asunción Gómez; el subdirector de Máster y Doctorado de la ETS de Ingenieros Industriales, Alberto Abánades y el director de la Fundación Gadea Ciencia, José Antonio Gutiérrez.

En este encuentro se insistió en la importancia y el papel que juegan cada uno de los agentes en este proceso de creación de valor, poniendo como ejemplo el proceso de desarrollo de algunas de las vacunas recientemente aprobadas para el virus del COVID, y se confirmó la necesidad de apoyar un potente ecosistema en el que interactúen estos agentes, acompañado de un cambio cultural que permita acompasar los diferentes ritmos de la ciencia y el mercado.

Así mismo, se destacó la oportunidad de este debate en relación con al papel que la ciencia y el talento deberán jugar en la salida de la crisis sanitaria y socioeconómica actual.

Una producción científica razonable, que sin embargo cuesta llevar a mercado

Tras la apertura institucional, se celebraron dos mesas redondas para analizar el punto de vista del sector empresarial y de los organismos de investigación respectivamente. La primera mesa fue moderada por Mª José Monferrer, consejera del Área de Ingeniería Comisión Delegada FGC. Contó con la participación de Gerardo Gutiérrez, CEO de 3-Gutinver; Ion Arocena, director general de la Asociación Española de Bioempresas (AseBio); Ángel Sánchez , Socio de Transformación Digital, Estrategia y Asesoría PPP y Science Innovation Link Office (SILO) y Ángel Pérez, fundador y socio director de Transcendent.

En esta mesa se hizo hincapié en la brecha existente entre el nivel de inversión en I+D+i de España respecto a la media comunitaria y del resto de países de referencia a nivel internacional, y se llamó la atención sobre el bajo porcentaje de patentes que llegan a mercado en España en comparación con las cifras de producción científica.

Además, se resaltó el problema de masa crítica que tiene el tejido empresarial nacional, dominado por pequeñas y medianas empresas, lo que contrasta con la situación de los países con mayor productividad donde las grandes empresas son las que producen la mayor parte de la actividad de I+D+i.

También se analizaron estos indicadores a nivel de la Comunidad de Madrid comparándolos con el resto de CCAA, concluyendo con las fortalezas que dispone la región para convertirse en un nodo tractor de lo que se denominó el Sistema Español de Ciencia, Tecnología, Innovación y Empresa. La Comunidad de Madrid cuenta con un importante tejido industrial, universidades de prestigio internacional y centros de investigación propios y externos con base en Madrid.

Simplificar el sistema, mejorar la divulgación, poner el foco en las personas, y crear nuevas fórmulas de financiación y organismos de gestión

Si bien no hubo consenso en la necesidad de crear un organismo privado para agilizar la gestión y poder implementar mecanismos de financiación más adecuados, sí hubo un claro acuerdo en la necesidad de crear una cultura de colaboración público-privada con un enfoque más generoso por ambas partes, debiendo entender que cada parte recibirá en la medida que contribuya a que conjunto consiga mejores resultados y por tanto a hacer más grande el ecosistema.

Por otra parte se recalcó la necesidad de simplificar y agilizar los procesos, y la importancia de las personas en la colaboración público-privada, como garantes de la imprescindible confianza que debe regir dichas relaciones.

En cuanto a la posibilidad de priorizar determinados sectores estratégicos, se destacó el papel que deben jugar los objetivos de desarrollo sostenible y la agenda 2030 para conseguir el impacto necesario en nuestra sociedad.

Finalmente se mencionaron diversas opciones para mejorar la gestión de los organismos de investigación, como el desarrollo de programas de formación específicos, o la profesionalización de dicho sector.

La necesidad de ir más allá de los indicadores, buscando inspiración en lo mejor que haya dentro y fuera de nuestras fronteras

En la segunda mesa, moderada por José Antonio Gutiérrez, participaron el director del Instituto de Análisis Industrial y Financiero de la facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UCM, Joost Heijs; la vicerrectora de Investigación, Innovación y Doctorado de la UPM, Asunción Gómez y el director del Departamento de Astrofísica del Centro de Astrobiología, José Miguel Mas.

En consonancia con el anterior debate se insistió en la necesidad de profundizar sobre el debate, más allá de los indicadores y de los problemas endémicos que viene sufriendo el sector de la ciencia, evaluando nuevas fórmulas y tomando medidas concretas que nos permitan avanzar en la dirección deseada. Se planteó la posibilidad de inspirarse en modelos como el alemán, basado en un esquema de financiación en el que los equipos de investigación reciben una financiación proporcional al impacto de sus resultados en el mercado. Esto obliga a los propios centros de investigación a autorregular el tipo de actividades que realizan, equilibrando su dedicación a investigación básica y aplicada. También se mencionaron las diferencias en las políticas de recursos humanos de estos centros, con un bajo porcentaje de personal permanente, elevada rotación, y una importante inversión en formación y promoción.

Otro de los temas tratados fue la recomendación de crear una carrera profesional específica para los tecnólogos, ya que esta figura encaja difícilmente en los actuales sistemas de promoción de los organismos de investigación. Se puso de manifiesto el impacto que tiene actualmente en la carrera de un científico optar por el camino del emprendimiento o cualquier fórmula similar para intentar llevar a mercado los resultados de su investigación, así como la necesidad de buscar fórmulas que faciliten su desarrollo profesional.

En ese sentido, se habló del papel que deben jugar los estímulos en las políticas de desarrollo de la I+D+i, valorando positivamente los sexenios de transferencia, pero planteando el cambio de enfoque de los organismos respecto a las patentes. Quizás antes era necesario incentivar a que se patentase más, pero ahora lo más importante es aumentar el porcentaje de patentes que llegan a mercado. De igual forma se comentó la posibilidad de igualar los méritos de transferencia de resultados con los de producción científica a la hora de evaluar la carrera investigadora y la promoción del personal.

Finalmente, se llamó la atención sobre la importancia de poner en valor los casos de éxito que tenemos en nuestro entorno, como el del sector de la industria aerospacial o, en general, de la industria de la megaciencia, o Big Science. En ambos casos, la complejidad de los problemas que deben resolverse hace imprescindible la actuación de todos los agentes, públicos y privados, por lo que la colaboración entre organismos de investigación y empresas viene desarrollándose de forma natural desde su inicio, y con excelentes resultados. La movilidad de personal -otro de los temas considerados clave-, es también una práctica habitual, así como los esquemas de financiación que se han venido utilizando hasta hace poco y que permitían acompasar la financiación de ambas partes a través de un mecanismo único han venido dando excelentes frutos.

En los últimos años se han producido cambios que requerirán una excelente coordinación de las diferentes agencias y organismos a nivel regional y nacional para conseguir que los fondos lleguen a tiempo a todas las partes implicadas, y de esta forma España pueda seguir siendo una referencia en este campo.

Propuestas concretas y una firme decisión de avanzar

La jornada finalizó con una reflexión sobre posibles estímulos que pueden ayudar a avanzar en la dirección deseada: aumentar el número de convocatorias que obligan a acudir de forma conjunta a empresas y organismos de investigación; buscar mecanismos justos en el reparto de los derechos de explotación de los resultados de investigación; promover unos pocos grandes proyectos a nivel de país alienados con las fortalezas de nuestro sistema productivo; poner el foco en la atracción y retención del talento; y finalmente, mejorar la flexibilidad y la predisposición con la que se acercan ciencia y empresa para que pueda sus mejores frutos.

La Comunidad de Madrid valoró muy positivamente el encuentro, agradeció su organización y expresó su firme disposición a avanzar en este camino, haciéndose eco de las ideas discutidas y confiando en que este debate redundará en el mejor desarrollo de la futura Ley de la Sociedad del Aprendizaje.