Los líquenes de la Península Antártica frenan su crecimiento

Un estudio en el que participa la Universidad Politécnica de Madrid muestra que las tasas de crecimiento de los líquenes en Isla Livingston (Antártida) se han visto disminuidas por el aumento reciente de la cobertura de nieve, revirtiendo así las tasas de crecimiento mayores experimentadas durante la etapa anterior de fuerte calentamiento.

30.10.2017

La Península Antártica ha experimentado un notable aumento en su temperatura media entre  1951 y 1998, seguido por una disminución de la temperatura hasta el presente. Pero, ¿cómo está afectando esto a las especies vegetales de la zona? Un grupo de investigadores de las universidades Politécnica de Madrid,  Universidad de Alcalá y el Museo de Ciencias Naturales del CSIC han analizado el comportamiento de seis especies de líquenes  presentes en la Isla de Livingston (Antártida) y han descubierto que el crecimiento de los mismos se ha ralentizado como consecuencia del enfriamiento regional reciente.

“Nuestra intención era analizar si estos cambios recientes del clima, complejos y en buena medida inesperados, son biológicamente relevantes”, explica Francisco Navarro, investigador del Grupo de Simulación Numérica en Ciencias e Ingeniería de la ETSI de Telecomunicación de la UPM y uno de los autores del trabajo que ha sido publicado en Scientific Reports.

En particular, los expertos estudiaron el crecimiento, durante los últimos 24 años, de seis especies de líquenes presentes en superficies rocosas recientemente deglaciadas en una morrena terminal de un glaciar de Isla Livingston, en la Antártida, en las proximidades de la Base Antártica Española Juan Carlos I (véase figura).

Figura: Ubicación de la morrena en estudio en Isla Livingston, Islas Shetland del Sur, Antártida (a) y fotos de la morrena en enero de 2002 y 2015, con detalle de los líquenes creciendo en ella (b).

Entre los años 1991 y 2002, periodo durante el cual la temperatura media estival aumentó en 0,42 °C, cinco de las seis especies analizadas respondieron al calentamiento con aumentos de las tasas de crecimiento. La temperatura media estival decayó a continuación en 0,58 °C entre 2002 y 2015, lo que llevó consigo una caída en la tasa de crecimiento de la mayor parte de las especies de liquen estudiadas.

“Dos de ellas, incluso sufrieron un colapso, produciéndose la pérdida de individuos (líquenes) de tamaño notable, debido a una combinación de mayor precipitación en forma de nieve y una mayor pervivencia de la cobertura nival (que en algunos veranos no llegó siquiera a desaparecer) debido a las menores temperaturas asociadas al periodo de enfriamiento regional. Esta pérdida es lo que se conoce en la literatura anglosajona como eventos de “snowkill” o muerte por nieve, referida en este caso a los líquenes”, añade el investigador de la UPM.

Y es que, pese a lo que en un principio podría pensarse, “el aumento de precipitación puede tener efectos fuertemente adversos en las tasas de crecimiento de los líquenes cuando se produce en forma de nieve y a bajas temperaturas, puesto que  la mayor duración de la cobertura nival impide llevar a cabo de forma efectiva la fotosíntesis al alga asociada al liquen (recordemos que un liquen es una simbiosis de hongo con alga o cianobacteria, y en ciertos casos con una levadura como tercer elemento de la simbiosis)”, asegura.

Para los investigadores, la importancia del estudio radica en que demuestra que las ganancias observadas en los últimos años respecto al crecimiento de los líquenes en la Antártida se están revirtiendo. “El enfriamiento reciente en la región de la Península Antártica está teniendo impactos fácilmente detectables y dañinos sobre los líquenes con talo crustáceo, que están revirtiendo las ganancias observadas durante las décadas anteriores de calentamiento excepcional”, concluye Leopoldo García Sancho, de la Universidad Complutense de Madrid, responsable de la investigación.

Sancho, L., Pintado, A., Navarro, F., Ramos, M., De Pablo, M.A., Blanquer Lorite, J.M., Raggio, J., Valladares, F. & Green, L. (2017): Recent warming and cooling in the Antarctic Peninsula region has rapid and large effects on lichen vegetation. Scientific Reports, 7: 5689, DOI:10.1038/s41598-017-05989-4.